El mundo resulta muchas veces incomprensible. Eso deben estar pensando aún los aficionados de Rockets que se dieron cita en el Toyota Center. Se jugaba el cuarto partido entre Rockets y Warriors cuando se lesionó Stephen Curry. A partir de ahí... ¡la debacle de Houston!
La primera parte acabó con empate a 56 y la lesión de Curry. Por lo tanto, todo parecía favorecer a Houston. Pues bien, ¡el parcial del tercer cuarto, ya sin Curry: 20-41! Una locura. Los Warriors ganaron por 21 puntos el tercer acto anotando 8 triples de 13 intentos. Y la segunda parte acabó con un parcial de 38-65. Es decir, +27 sin Curry.
El 94-121 final lo dice todo. Golden State, que se pone 3-1, acabó batiendo el récord de triples de la NBA en un partido de playoffs: 21. Klay Thompson finalizó con 23 puntos y 7 de 11 desde el triple. Andre Iguodala sumó 22 tantos con 9 de 11 en tiro de campo. Draymond Green se fue con 18 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias y 4 triples. Y el equipo asistió 38 de sus 46 canastas.
Incredulidad en la grada
Todo ello con Curry en los vestuarios lamentando su mala suerte y con el público del Toyota Center abucheando a su equipo. James Harden, sentado ya fuera de la cancha, asistió al final con gesto de incredulidad, como toda la grada.
Atrás quedaba el triplazo de Harden sobre la bocina del primer cuarto (29-29) y la lesión de Curry en la última jugada del segundo (56-56). Esa igualdad se quebró al mismo tiempo que se conoció que Curry tenía un esguince de rodilla.
Frente a los 21 triples de Warriors, serie de 5 de 27 en el tiro de 3 para Houston, un equipo desvencijado, sin alma interna, sin unión.
Dwight Howard, horrible como siempre desde los libres, hizo 19 puntos y 15 rebotes. Harden coqueteó con el cuádruple-doble: 18 puntos, 10 asistencias, 7 rebotes y 7 robos. Michael Beasley sumó 17 puntos en 19 minutos. Brillante. Trevor Ariza, mientras, ayudó con 8 puntos. Los Rockets están contra las cuerdas.