Fue el fichaje estrella para esta temporada en la Gran Manzana y está cumpliendo a la perfección con las expectativas depositadas en él, que no eran pocas. Jalen Brunson está siendo una luz en unos Knicks que no han empezado mal la temporada tras su fiasco del curso pasado.
Llegó con un contratazo tras su gran desempeño en Dallas, un contratazo que se extiende hasta 2026 y que en la presente temporada le convierte en el jugador mejor pagado de Knicks (27,73 millones de dólares), por delante de Julius Randle (23,76 millones). Y los números, en este principio de temporada, avalan al base.
Knicks ha jugado 18 partidos (marca de 9-9 para ser octavo en el Este) y Brunson no se ha perdido uno solo. Ha jugado los 18, con medias de 20,8 puntos, 6,7 asistencias y 1,2 robos de balón, perdiendo solo 1,7 en 32,6 minutos de juego, acercándose al 50% en el tiro de campo. Su único punto hasta el momento para mejorar es el triple, donde se está manifestando con un gris 29,7%.
Anoche, sin ir más lejos, 34 puntos y 9 asistencias en el triunfo ante Thunder.
El mando del equipo está en sus manos y los está distribuyendo con eficacia. Pocos podían dudar de la inmensa calidad que atesora este jugador zurdo, cuya técnica exquisita suple el no tener un físico privilegiado.
Son sus mejores cifras en las 5 temporadas que lleva en la NBA, situándose como máximo anotador de su equipo, empatado con Randle, como mejor pasador y como segundo recuperador de balones, integrando un triunvirato crucial con Randle y RJ Barrett.
Está claro que Brunson se ha adaptado con rapidez al día a día del conjunto neoyorquino, convirtiéndose desde el principio en un jugador capital para Tom Thibodeau.