Algo paso con Zion Williamson, y no es precisamente nada que pueda invitar al optimismo. La estrella de Pelicans no ha pisado la cancha en lo que va de temporada y lo peor es que no tiene visos de que vaya a hacerlo en el corto plazo.
La mala noticia es la recaída de Zion. Su proceso de rehabilitación no está yendo por el camino previsto. Williamson pasó por la mesa de operaciones el pasado verano para reparar la fractura que sufría en el pie derecho, una intervención quirúrgica envuelta en el secretismo y que solo se dio a conocer en el Día de los Medios de Pelicans. Desde entonces, muchos rumores y pocos avances.
Ahora, el club reconoce que el proceso de recuperación no termina de ir bien porque el jugador sigue experimentando dolores en el pie lesionado, algo que se está convirtiendo en persistente desde que se informó por primera vez de ello a principios de diciembre.
El hueso no termina de sanar y existen dudas razonables respecto a los plazos de cara a su vuelta al juego. Por de pronto, el dolor del pie le ha impedido dar el salto a entrenar sin limitaciones con sus compañeros y los médicos han propiciado un parón en la rehabilitación al anular cualquier trabajo que suponga una carga de peso para el pie dañado.
El equipo médico de Pelicans quiere ser todo lo cauteloso posible debido al historial de lesiones de Zion, cuyo peso tampoco ayuda mucho a la hora de evitar peligros en una zona como es el pie.
Lo cierto es que el jugador se halla en el estatus de baja por tiempo indefinido, un jugador que en su carrera NBA suma 85 partidos jugados y 87 en los que ha sido baja, una proporción nefasta para un baloncestista que aspira a ser una referencia en la liga.