El proyecto de construcción de un nuevo pabellón para los Kings en el centro de Sacramento es crucial para que la franquicia permanezca en la ciudad californiana, pero tiene que luchar contra una oposición ciudadana que tiene un sorprendente mecenas, el hombre que quiso llevarse el equipo a Seattle.
El donante anónimo que ha aportado 80.000 dólares de financiación, a través de un bufete de abogados, al grupo ciudadano que se opone a la construcción del que debería ser el nuevo pabellón de los Kings no es otro que Chris Hansen, cabeza visible del grupo inversor que quería convertir a los Kings en los nuevos Supersonics. Hansen habría aportado además dinero por otras vías hasta sumar 100.000 dólares.
El dinero está destinado a sufragar la campaña de un colectivo denominado STOP (Sacramento Taxpayers Opposed to Pork, es decir, Contribuyentes de Sacramento Opuestos al Despilfarro). El grupo no se opone en sí al nuevo pabellón, sino a que se aporten 258 millones de dólares al proyecto provenientes de las arcas públicas y exige la convocatoria de un referéndum para que los ciudadanos se pronuncien al respecto, algo que podría poner en riesgo el proyecto y con él, la permanencia de los Kings en Sacramento.
La iniciativa en sí parece plenamente justificada, toda vez que se trata de dar voz al ciudadano sobre el destino del dinero público, pero el descubrimiento de la intervención de Hansen no parece que le vaya a hacer un gran favor a sus promotores.
Hansen trató de esconder su aportación canalizándola a través del bufete de abogados Loeb & Loeb, lo que hizo que las sospechas inicialmente se centraran en la familia Maloof, antiguos propietarios de los Kings, ya que se trata de la firma de abogados que les representó durante muchos años. Sin embargo, los documentos de la campaña presentados ante las autoridades han revelado el nombre del verdadero donante.
Lo que es evidente es que si alguien creía que la lucha por llevarse a los Kings a Seattle había terminado con la decisión de la liga de que permanecieran en Sacramento y la posterior venta al grupo de Vivek Ranadive, se equivocaba. Sin embargo, parece claro que la interferencia de Hansen será interpretada por la liga como una maniobra sucia en perjuicio de los Kings y de la propia NBA, lo que a la larga, puede ir en detrimento de la posibilidad de que alguna franquicia de la liga termine recalando en Seattle, al menos, si Hansen está por medio.