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LeBron James y Dwyane Wade ofrecen su último baile

James y Wade se enfrentan por 31ª y última vez en un partido de la NBA en un emotivo adiós

Ángel Mustienes |

Wade y James se abrazan en el Staples entre la multitud
Wade y James se abrazan en el Staples entre la multitud (Ringo Chiu/Zuma Press/Icon Sportswire)

No tuvo piedad. LeBron James es un animal competitivo y no sabe de amistades cuando salta a la cancha. Se jugaba el Lakers-Heat y ganaban los angelinos 108-105 cuando en la penúltima posesión del partido Dwyane Wade tuvo triple para forzar la prórroga, pero erró.

Falló ese tiro de forma clamorosa porque fue el propio LeBron el que defendió a su amigo en la jugada crucial, y Lakers terminó ganando el encuentro. Era el 31º y último enfrentamiento entre LeBron y Wade, su último baile en la NBA, y esa jugada situó a James por delante en sus duelos personales al situarse con 16 victorias ante Flash y 15 derrotas.

LeBron acabó el partido con 28 puntos, 9 rebotes y 12 asistencias. Y Wade, tras una gran segunda parte, terminó con 15 tantos, 10 asistencias y 5 rebotes. 

Este fue su último duelo NBA. Por eso la afición de Lakers recibió a Wade con una sonora ovación y por eso Wade y James se fundieron en un abrazo de amigos inquebrantables.

Jugaron 4 años y medio juntos, 4 exitosas temporadas en Miami con 4 Finales y 2 títulos y media temporada sin éxito en Cleveland. Pero siempre fueron amigos. Desde antes de jugar en la NBA, desde su inclusión en el inolvidable draft de 2003, en su larga etapa como profesionales.

"Voy a echar de menos esto", decía Wade tras el partido; "Vamos a echar de menos a Flash", aseguraba LeBron. Ambos se intercambiaron las camisetas. En la camiseta con el número 3 de Wade había una gran dedicatoria para su amigo: "Gracias por empujarme para hacerme aún mejor de lo que pensaba que podía ser". Un signo de gratitud entre grandes.

Flash lo tenía claro. "La amistad que tenemos ya sabéis que va más allá del baloncesto", aseguró a los periodistas. Nadie lo dudaba y nadie lo duda. Solo hacer falta ver lo sucedido anoche en el Staples Center para corroborar esa impresión.