Alegre, lleno de energía y de optimismo. Así se ha presentado hoy Kevin Durant con su nuevo equipo, Golden State Warriors. Acompañado por unos sonrientes Steve Kerr, entrenador de Warriors, y Bob Myers, general manager del club.
A Durant se le ha podido ver sujetando su nueva camiseta. Eso sí, con su número de siempre, el 35. Será el que llevará en su nueva etapa.
Ha hablado el jugador de Washington de algunos aspectos de su decisión. De lo mucho que le costó tomarla. De cómo su familia fue la primera en saberlo. Fue nada más levantarse una mañana. Y de lo duro que fue comunicárselo a su equipo de siempre, Thunder.
Llamar a OKC Thunder para comunicar su marcha fue "lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida", ha indicado. Reconoce Durant que lloró durante la conversación. También que llamó a Russell Westbrook para decirle que se iba.
Respecto a Westbrook quiso acallar rumores. Dijo que es su amigo y que la relación simpre fue "muy buena". Sabe que se siente dolido por su marcha.
Un futuro esperanzador
Pero cuando se le iluminaron los ojos a Durant fue al hablar del futuro más inmediato: "Estoy contento de estar aquí. Emocionado". El alero aseguró que está preparado para jugar y para crecer con el equipo: "Quiero aprender de ellos y que nos divirtamos jugando".
A la hora de decidirse, resultó vital el que los Warriors echaran toda la carne en el asador. El hecho de que a la reunión acudiesen juntos Stephen Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala y Draymond Green fue decisivo. Le hizo sentir a Durant que había "buenas vibraciones" y mucha autenticidad en el grupo.
Lo cierto es que la llegada de Durant a Warriors lo cambia todo. No hay duda. El rival a batir es Golden State.