ANÁLISIS

El día en el que Reggie Miller se cebó con Louisville

Jugando en las filas de UCLA le metió 33 puntos en la segunda parte a los Cardinals

La marca anotadora sigue siendo récord histórico en los míticos Bruins

Ángel Mustienes |

Reggie Miller busca el triple en su último año universitario con UCLA (Owen C. Shaw/Icon SMI)

Era sábado. Un 28 de febrero de 1987. Aquel año no era bisiesto y suponía el último en la trayectoria universitaria de Reggie Miller, un afilado chico de Riverside (California) que agotaba su ciclo colegial como jugador senior.

Ese día jugaban en el Pauley Pavilion UCLA y Louisville y había un ambiente fantástico en la grada porque los Cardinals eran los defensores del título universitario. Estaban ambos equipos ya muy cerca de afrontar el March Madness. Había que estar a punto.

Reggie Miller era la estrella de los Bruins, aunque en su año senior terminara promediando 22,3 puntos, bastante por debajo de su formidable año junior en el que se fue nada menos que a 25,9.

Louisville se presentaba en California con Pervis Ellison al frente, una estrella colegial bien rodeada de buenos jugadores como Herbert Crook, Mark McSwain o Felton Spencer. En las filas californianas, a Reggie Miller le acompañaban el talentoso Pooh Richardson y Dave Immel, entre otros, bajo las órdenes del técnico Walt Hazzard, cuya llegada en 1984 a los Bruins había cambiado radicalmente las expectativas del joven Miller.

La llegada de Hazzard

Hazzard sustituyó en el banquillo a Larry Farmer en 1984 y ahí estuvo el punto de inflexión de Miller, que luego sería una gran estrella NBA con Indiana Pacers.

En su año de novato en la NCAA, Miller no fue titular y apenas promedió 4,6 puntos en 28 partidos jugando 13,7 minutos por juego. Por entonces, los titulares eran Kenny Fields, Gary Maloncon, Stuart Grady, Ralph Jackson y Montel Hatcher. ¿Se acuerdan ustedes de ellos?. No pasaron a la historia, desde luego. Y fue con la llegada de Hazzard cuando en el curso 84-85 Miller accedió a la titularidad como sophomore y promedió ya 15,2 tantos por partido.

Sin duda, el técnico de Delaware, ex campeón de la NCAA con UCLA como jugador 20 años antes y All-Star de la NBA en 1968, fue crucial en la carrera de Miller, como lo fue su determinación veraniega en aquel verano de 1984 en el que tras ver que no tenía mucho sitio en el equipo decidió entrenar con Magic Johnson, Byron Scott y compañía, con algunos componentes del 'showtime' de los Lakers de los dorados 80, años en los que la gomina de Pat Riley triunfaba.

El partido contra los Cardinals

Pero volvamos al día de marras, a aquel 28 de febrero de 1987. Miller afrontó el partido con gran determinación como consecuencia de la potencia del rival. No hizo una mala primera parte, aunque nada extraordinario hubo en su juego. Metió 9 puntos. Lo bueno estaba por venir. Al salir del vestuario para retomar el partido. Porque fue entonces cuando un huracán espigado se desató en la pista hasta meter 33 puntos en la segunda parte para totalizar 42 al final, puntos que acompañó con 4 robos.

Esos 33 puntos en la segunda mitad fueron entonces un récord histórico en UCLA... y lo siguen siendo. No es un récord cualquiera. Estamos hablando de un equipo que ha ganado 11 títulos de la NCAA y que ha llegado a 18 Final Four. Estamos hablando de una universidad que ha contado con jugadores como Kareem Abdul-Jabbar (entonces todavía se llamaba Lew Alcindor), Bill Walton, Gail Goodrich, Jamael Wilkes, Marques Johnson o Kevin Love, entre otros muchos. Esos 33 puntos logrados en la segunda mitad eran un regalo inesperado, oro puro. Y encima ganando. Porque UCLA derrotó a Louisville 99-86 a pesar de perder a Pooh Richardson a 6:07 del final a raíz de una doble expulsión por un altercado con un jugador rival.

Los 42 puntos de Miller batían su anterior marca personal universitaria, que estaba en 41. Junto a él, Dave Immel contribuyó al triunfo con 23 puntos. En los Cardinals, Pervis Ellison metió 19 y Herbert Crook, 16.

Fue este 1987 un año feliz para los Bruins de Hazzard y Miller, que ya en 1985 había tenido la satisfacción de ganar el NIT. En 1987, UCLA ganó la temporada regular de la Pac-10 y quedó campeón de la conferencia accediendo al March Madness, aunque Reggie nunca tuvo la felicidad de jugar una Final Four universitaria. No fue aquella la mejor época de los Bruins.

Camino de la NBA

Finalizaba aquí el periplo universitario de Miller, un periplo muy propio de aquellos tiempos, no como ahora. Trayectoria sin exprimir salvajemente, cocinada a fuego lento en su plazo máximo de 4 años para adquirir una buena formación académica. No en vano, Miller había estudiado en el Instituto Politécnico de Riverside con un buen expediente académico y pudo elegir universidad. Prefirió quedarse en su California natal y agotar ciclo en UCLA para licenciarse en Historia. Allí era feliz rodeado de su familia, una familia prolífica en lo deportivo. De hecho, 3 de los 4 hermanos de Reggie brillaron en el deporte y 2 especialmente: su hermana Cheryl, una de las mejores jugadoras de baloncesto de todos los tiempos, y su hermano Darrell, que llegó a jugar en la MLB, el más alto nivel del béisbol mundial.

Como decimos, eran otros tiempos, tiempos en los que los jugadores se formaban durante más tiempo en la universidad. Entonces, parecía haber tiempo para la educación integral, no había tantas prisas por acceder a la NBA, la locura mediática no atrapaba a los chicos desde pequeños, se vivía a una velocidad más sensata.

Eso hizo a Reggie Miller jugar nada menos que 122 partidos con UCLA en los que promedió 17,2 puntos, 4,2 rebotes y 2 asistencias para convertirse entonces en el segundo anotador histórico de UCLA (ahora ya es el tercero) con 2.095 puntos.

La paciencia como virtud

Y esa paciencia, esos 4 años en la universidad, le permitieron tener una experiencia que a todos nos gusta recordar: ¡convivió en la NCAA con la línea de 3 puntos!. El triple se instauró en la liga universitaria en la temporada 1986-1987, justo en la de despedida de Reggie Miller. ¡Menudo guiño el de la historia!. El escolta de UCLA metió en su único contacto colegial con el triple 69 tiros con un 43,9% de acierto. Luego, se convertiría en un grande del triple NBA siendo actualmente el segundo en triples anotados en la historia por detrás de Ray Allen.

Esa templanza en los tiempos hizo que le fuera retirado el número 31 con el que jugó en UCLA, el mismo con el que militó 18 años en Pacers. Porque Reggie Miller solo jugó en 2 equipos en sus 22 años de baloncesto universitario y profesional: 4 con UCLA y 18 con Indiana. Nadie puede negar que Reggie Miller, con su mecánica de killer elegante y tirador insaciable, no fuera fiel a unos colores. Porque fue uno de los tiradores más sedentarios que se recuerdan. Lo suyo fue la paciencia desde niño, cuando padeció una seria deformidad en la cadera que hubo de superar con artilugios ortopédicos.

Entonces, cuando era niño, observaba por la ventana como su hermana Cheryl lanzaba a canasta sin parar y ansiaba jugar con ella en las traseras de su casa. Al final, lo consiguió. La paciencia le llevó fortalecer sus debilitadas piernas infantiles. Y esa paciencia, esa buena sintonía con el tiempo, le acompañó ya toda su vida. Porque sabía que la paciencia y el trabajo, la tenacidad, tenían su recompensa. Eran otros tiempos.