JORNADA NBA / playoffs 2013 (finales este)

Miami gana en San Antonio con Wade, James y Bosh haciendo un partido de lujo

El big three de Miami Heat asalta el AT&T Center con 85 puntos y 30 rebotes

Parker desaparece en la segunda parte y Manu Ginóbili no aparece en todo el partido

hispanosnba.com |

Wade hizo un partido espectacular superando anteriores actuaciones (Zuma Press/Icon SMI)

Espectacular exhibición del big three de Miami Heat. LeBron James (33 puntos y 11 rebotes), Dwyane Wade (32 tantos y 6 robos) y Chris Bosh (20 puntos y 13 rebotes) se conjuraron para rendir a su máximo nivel y arruinar la ventaja que tenía San Antonio en las Finales. Incontestable la victoria de Miami en el AT&T Center en el cuarto partido.

Triunfo por 93-109 tras dominar todo el partido, pero solo poder respirar en la parte final tras adquirir una ventaja por fin desahogada. Especialmente feliz el reencuentro de Wade con su mejor yo. Más que satisfactoria la vuelta de tuerca de Bosh, tirando de una agresividad olvidada. Y paso al frente lógico de un LeBron que andaba herido en su orgullo y que necesitaba un partido así.

Entre James, Wade y Bosh sumaron 85 de los 109 puntos de su equipo y 30 de los 41 rebotes. Entre los 3 anotaron 37 de 64 tiros, dejando solo 8 canastas de 21 lanzamientos para el resto. Un resto en el que brilló como cuarto mosquetero Ray Allen. Es decir, Miami tuvo a todos sus hombres importantes bien metidos en el partido.

Poco importó que Mike Miller se viniera abajo desde su nueva titularidad, que Mario Chalmers apenas levantara la cabeza y que tras la caída en la rotación de Shane Battier, ahora le tocara a un Chris Andersen que no jugó.

El partido fue de Miami siempre. Incluso en la primera parte. Los de Erik Spoelstra llevaron siempre la iniciativa en el marcador, pero cada vez que iba a alcanzar la barrera de los 10 puntos de ventaja erraban. San Antonio fue así agarrándose al partido, consiguiéndolo empatar al descanso (49-49).

El encuentro fue intenso, equilibrado, apasionante, muy bonito de ver, hermoso para el espectador... hasta que se rompió. Y se rompió por el lado más frágil, al menos esta noche, el de San Antonio. Tim Duncan fue el mejor anotador local con 20 puntos y resultó clave ver cómo Tony Parker pasaba de anotar 15 en la primera mitad a no hacer un solo punto en la segunda. Como clave fue ver los malos desempeños de Manu Ginóbili (5 puntos en 26 minutos) y Tiago Splitter... o contemplar cómo San Antonio perdía 19 balones.

Los Heat rompieron el partido mediado el último cuarto y ya no hubo emoción en un final en el que Gregg Popovich guardó sus armas pronto, mientras que Spoelstra mantuvo a sus mejores hombres hasta el final. Las Finales andan empatadas a 2.

San Antonio 93 Miami 109 (2-2)

Otro partido que se quiebra para no tener final de infarto, otra vuelta de tuerca a estas Finales, extraordinariamente basculantes, complejas para cualquier análisis y cualquier vaticinio. Distintas.

La serie Miami-San Antonio resulta, por el momento, tan amorfa como apasionante, tan disparatada como intensa. El que es héroe un día se torna en villano al siguiente, el que se sobreexpone una noche puede llegar a desaparecer sin dejar rastro en la siguiente. Una auténtica montaña rusa ajena a cualquier pronóstico que pueda parecer fiable.

Anoche, volvió a suceder. El equipo que había ganado por 36 en el tercero, Spurs, provocando una masacre en el rival, Heat, se quedó sin argumentos y terminó cayendo con toda justicia en casa. Y la escuadra que había sido vilipendiada, y con razón, y las estrellas de Miami, que andaban en boca de todos y no para bien… elevados a los altares tras un partido extraordinario.

Porque extraordinario fue el paso adelante dado por Dwyane Wade, el mejor del partido, y Chris Bosh, que dejó con la boca abierta a sus detractores tirando de ímpetu. Pero no lo fue menos la respuesta de un LeBron herido que quiso decir aquí estoy, ‘no me he olvidado de anotar’.

James no había alcanzado los 20 puntos en ninguno de los 3 anteriores partidos. Anoche hizo 33. Wade sumaba en las segundas partes 8 tantos con un horrendo 4 de 18 en el tiro. Anoche se fue a 32, de los que 18 los anotó en la segunda mitad. Bosh había sido tachado constantemente de blando y falto de espíritu, a la par que se le criticaba su falta de rebote. Anoche, 13 rebotes, algunos tapones de nivel y alguna jugada en la que acabó tirándose al suelo a por la bola (también hizo un flopping indecente, pero eso queda olvidado). Con ese trío resucitado y Ray Allen ejerciendo de cuarto hombre, no se le podía escapar el partido a Miami, aunque no fue tan sencilla la victoria como refleja el marcador. Porque el partido no se resolvió hasta el último cuarto.

El choque había empezado con una variación táctica de Erik Spoelstra, entrenador infravalorado por muchos. El técnico de Miami salió de inicio con Mike Miller en lugar de Udonis Haslem, es decir, con 4 hombres bajos, lo que obligó a que Popovich reaccionara de inmediatos sustituyendo a los 47 segundos de juego a Tiago Splitter por Gary Neal, jugador que sigue en relación feliz con estas Finales. No se anduvo Pop por las ramas.

Empezó el primer cuarto y San Antonio se puso 15-5. Danny Green y Gary Neal ya se habían estrenado desde el triple, la defensa local era soberbia y el guion parecía una secuela del guión del tercer encuentro. Pero hete aquí que todo cambió rápidamente. Hubo un parcial de 0-8 para empatar a 19. LeBron y Wade empezaron a hacer de contrapeso de un Tony Parker que parecía haber olvidado su lesión muscular. Los visitantes llegaron a adelantarse con James en modo máquina imparable y se llegó al final del cuarto con 26-29 y Parker, Wade y James a gran nivel. Duncan no se había estrenado, los Spurs ya empezaban a desangrarse por las pérdidas de balón y Miami llevaba un 61,1% de acierto en el tiro.

El segundo cuarto, que tuvo en su transcurso una cadena flopera algo irritante, empezó a sentar las bases de la superioridad de Miami, que comenzó a adquirir ventajas significativas que siempre morían cuando el equipo de Florida alcanzaba los 8 o 9 puntos de colchón. Y es que hubo una especie de maldición para los visitantes cada vez que tuvieron oportunidad de irse de 10 o más puntos.

Hasta bien avanzado el segundo cuarto no anotó Tim Duncan su  primer punto, pero a partir de ahí cuajó algunos de sus mejores minutos. Wade dio un pequeño susto al tener que ser atendido en la banda de dolores musculares (al principio del cuarto le puso un tapón espléndido a Splitter) y el resultado era un tira y afloja según se encendiesen Parker y Duncan o Wade y James.

Con 38-47 en el marcador, surgió el efecto Boris Diaw, que se marcó un final de segundo cuarto apoteósico en compañía de su compatriota Parker para llevar el luminoso a un empate a 49 al descanso, toda vez que el mate final de Bosh fue anotado fuera de tiempo.

Al descanso, Parker ya sumaba 15 puntos y 6 asistencias (finalizaría el partido con 15 y 9) y Diaw y Neal aportaban 7 junto a Duncan. En Miami, excelentes James, que había recuperado su tiro a media distancia, y Wade, que había resucitado de entre los muertos, muy bien secundados por Bosh y Allen. Es decir, ya funcionaban los que a la postre decidirían el partido.

En los primeros 2 cuartos, Miami no anotó un solo triple, sólo se capturó un rebote ofensivo y San Antonio perdió 9 balones.

Y llegó la reanudación, con Miller otra vez de titular y Diaw ocupando la plaza de Splitter. El partido seguía creciendo. Juego intenso, de excelente factura, pasión en las gradas, el partido lo tenía todo. Y empezaron a encadenarse momentos brillantes. Parker hizo un fenomenal reverso para ser taponado espectacularmente por Bosh y acto seguido Duncan colocaba otra soberana chapa. Se estrenaba en la anotación Mario Chalmers, hacía un mate LeBron precedido de una carrera sin botar, Kawhi Leonard firmaba un precioso 2+1 y de repente, en ese partido de ida y vuelta, los Heat se fueron otra vez por 8 puntos (66-74).

LeBron ya estaba en 20 puntos por primera vez en la serie, Gary Neal se marcaba un triplazo, Wade respondía con un enorme 2+1… el espectáculo no se detenía, la intensidad no bajaba. Y se llegó al final del tercer cuarto, un cuarto de gran nivel, con 76-81 para Miami.

Llegó entonces el último período, el período en el que Miami no falló otra vez a la hora de escaparse en el marcador. D-Wade alcanzaba el cénit de su juego, de su vuelta a los orígenes, Manu Ginóbili no abandonaba su desastroso partido y una cesta de Bosh ponía por fin a los visitantes por encima de los 10 de ventaja, un +11.

A partir de ese momento psicológico, la ruptura. Parker había desaparecido y Heat se llegó a poner con un 85-100 a 5 minutos del final con un big three sencillamente colosal. Y los Spurs, sin Parker rindiendo en la segunda parte y sin Manu en todo el partido, eran menos Spurs.

Al final, Popovich cortó el partido a 4 minutos del final quitando a sus estrellas y Spoelstra, en pleno éxtasis, mantuvo a las suyas. Terminaron en cancha LeBron, Wade y Bosh, retroalimentando su propio festival, regodeándose en su felicidad infinita.