ANÁLISIS

Kevin Durant, el MVP más estético y eficaz

El alero de OKC ha sido elegido MVP de la temporada con total merecimiento

Ángel Mustienes |

Lo que asusta de Kevin Durant es que solo tiene 25 años. Su juego también, claro. Y la delicia estética que supone verle deslizarse por la pista, igualmente. Es un susto feliz, por supuesto, un susto francamente alegre para el baloncesto, un susto que esta vez se ha materializado en un gran premio, el máximo posible a nivel individual en la NBA, el trofeo de MVP.

Ante cualquier premio siempre surge una pequeña controversia. Los habrá que estén de acuerdo y los habrá que se muestren en total desacuerdo, como suele ocurrir, pero esta vez parece haber un alto grado de aceptación de que Kevin Durant fue el mejor de la temporada. ¡Hasta LeBron James lo reconoció públicamente!.

Y en verdad lo ha sido. El alero de OKC ganó por cuarta vez el título de máximo anotador de la liga promediando 32 puntos y dejando muy atrás al segundo, llegó a sumar 41 partidos consecutivos sin bajar de 25 puntos batiendo una marca del mismísimo Michael Jordan y llevó a su equipo a ser el segundo mejor de la competición con 59 victorias.

Pero más allá de todo eso, que no es poco, hay que hablar de impresiones. Durant se exhibió en ataque, tanto en estático como en juego abierto, penetró mejor que nunca, lanzó con tremenda consistencia desde el perímetro, ayudó mucho con el rebote y siguió compartiendo bola para hacer mejores a sus compañeros. Pero es que, además, defendió a gran nivel cuando la situación lo exigió, jugó con aplomo los momentos cruciales de los partidos y, lo que es bien importante, se echó el equipo a la espalda cuando Russell Westbrook no pudo ser de la partida. Fue en esos momentos cuando KD mostró a las claras la pasta de la que está hecho, su estirpe de estrella del más alto grado.

Comparaciones odiosas y estériles

Durant finalizó la temporada en la que ha sido elegido MVP con 32 puntos, 7,4 rebotes y 5,5 asistencias por juego, disputó 81 de los 82 partidos de fase regular y tuvo promedios de gran nivel con un 50,3% en tiro de campo, un 39,1 en triples y un 87,3 en libres. Sus números fueron los mejores de la NBA sin lugar a dudas.

Indudablemente, Durant ha destronado a James este año. Lo dicen sus números, lo dice el rendimiento en temporada regular de su equipo respecto a Miami, lo dice el justo trofeo MVP recibido y hasta lo dice el hecho de que vaya a ser la portada del juego NBA 2K15 sucediendo en esa portada al propio LeBron. Todo esto no quiere decir que sea el mejor jugador del mundo, sino que ha sido el mejor jugador de la temporada 2013-2014. Sobre quién es el mejor del mundo, cada uno tendrá su opinión, pero es cierto que Durant está ya al nivel de LeBron y que atesora mejores números que James cuando éste tenía 25 años, pero se trata de dos jugadores que siguen mejorando año a año, una virtud propia de los mejores jugadores de todos los tiempos. Lo que nadie puede discutir es que su rivalidad hace grande a la liga en la que juegan en todos los aspectos.

No soy muy partidario de las comparaciones, aunque sea ley de vida. Eso sí, si las comparaciones entre jugadores de una misma época son viables, aunque discutibles, ¡qué decir de las que ponen frente a frente a jugadores de distintas épocas!. Estas me parecen simplemente estériles. En realidad, solo sirven para alimentar a los medios de comunicación y el ansia mitómana de muchos aficionados de comparar a sus ídolos actuales con jugadores a los que nunca vieron jugar de verdad, porque vieron sus vídeos, incluso partidos enteros, pero sin poder enmarcar ese juego en el momento histórico, en la NBA de entonces vivida en el momento, con sus pasiones, detalles y matices. Además, el juego a nivel físico y estratégico nada tiene que ver con el paso de los años. A mí, comparar a Pete Maravich con Chris Paul, a Wilt Chamberlain con Shaquille O'Neal o a Michael Jordan con LeBron James o Kevin Durant me parece simplemente un ejercicio de ciencia ficción.

Regresando al premiado

Pero regresemos al premiado. Durant ha merecido el galardón, tal y como atestigua el dato de que 119 de los 125 especialistas que votaron le colocaron como primero de su lista y solo 6 situaron como mejor a LeBron. Como James mereció de forma incuestionable el premio en el año 2013.

Hablando del galardonado, hay que decir que estamos ante un jugador sin techo. Tal vez se trate de uno de los jugadores más estéticos que se recuerdan en la historia del baloncesto. Su físico, su manera de moverse en la pista, su facilidad para correr la pista, botar y driblar a pesar de medir 2,08 y su bella mecánica de tiro le hacen acreedor de esa estética de primer orden. Una estética que hace que dé la sensación de que todo le sale de una forma grácil y natural, sin apenas esfuerzo, una estética que cuando se une a la efectividad de cara al juego y al aro convierte a un jugador en una máquina de hacer baloncesto y hacer disfrutar a los demás.

Ahora, solo faltan dos cosas para que Durant vaya poco a poco construyendo una carrera legendaria: que le respeten las lesiones y que empiece a ocupar sus manos con algunos anillos. Porque en eso, por ahora, gana sin duda LeBron, aunque el de Akron tampoco tenía anillos en sus dedos a los 25 años.