Los Timberwolves de Minnesota parecen haberse incorporado a la lista de franquicias que pueden cambiar de propietario más pronto que tarde. El dueño del equipo, Glen Taylor, busca un socio minoritario que quiera convertirse en mayoritario en un futuro no muy lejano.
Taylor, de 71 años, ha pasado por diversos problemas de salud en los últimos años y, aunque ahora dice encontrarse bien, cree que es “bueno para Minnesota” tener un plan B, para cuando él no pueda hacerse cargo de la franquicia. Su prioridad es que cualquier futuro socio esté comprometido con la idea de mantener a los Wolves, en los que juegan Ricky Rubio y José Juan Barea, en Mineápolis.
La idea de Taylor es deshacerse inicialmente de una participación minoritaria para dar entrada a un nuevo socio y que el nuevo accionista, una vez que conozca los entresijos de cómo se maneja una franquicia profesional, tenga opción de hacerse con el paquete accionarial mayoritario, sucediéndole a él al frente de los Timberwolves.
Para Taylor –que, gracias a sus negocios de impresión y marketing, ocupa el puesto 242 entre los más ricos de los Estados Unidos, según la revista Forbes, con una fortuna valorada en 1.800 millones de dólares - el dinero no es un problema, por lo que no tiene urgencia por vender.
Quiere construir un equipo campeón en Minnesota
“Podría encontrar alguien que me comprara el equipo. Eso no es problema”, ha declarado a Associated Press, “Pero tengo que encontrar a alguien que esté vinculado aquí. Lo mejor sería que fuera de Minnesota”.
Taylor ya evitó con su compra de la franquicia en 1994 que el equipo se marchase a Nueva Orleans y quiere asegurarse de que cuando él deje los Timberwolves, el equipo permanezca en su actual ubicación. Para ayudar a ello, espera también que los legisladores del estado aprueben próximamente la asignación de los recursos necesarios para una reforma a fondo del Target Center.
El dueño de los Timberwolves se muestra además decidido a tener un equipo que aspire a lo más alto. El principal motivo es personal, como él mismo reconoce: quiere ganar algo como propietario antes de retirarse. No quiere más reconstrucciones de plantilla y ha dado instrucciones claras a su general manager, David Kahn, para que sea agresivo en el mercado de este verano con el fin de rodear a su joven núcleo de todo lo necesario para pelear con los mejores.