Está sorprendiendo este enfrentamiento entre 2 de los más grandes de la actual NBA porque de la emoción e igualdad previstas, poco rastro. Miami ha solucionado con extraordinaria solvencia sus 2 partidos en casa y domina 2-0 a unos Celtics que no encuentran su camino.
Ni Rivers está pudiendo con el menos experto Spoelstra, ni el juego de conjunto de Boston es capaz de imponerse al juego individual de las 3 estrellas de Miami, especialmente de LeBron James y Dwyane Wade, que volvieron a destrozar a los célticos. Los Celtics tienen que despertar si no quieren que esta eliminatoria se les escape en un suspiro.
Carlos Arroyo volvió a entrar en la convocatoria bostoniana, pero no jugó ni un minuto.
Miami 102 Boston 91 (2-0)
Esta vez, los Celtics plantaron cierta cara por lo que al marcador se refiere, ya que en el plan estricto de las sensaciones, siempre dio la impresión de que los de Massachusetts estaban un peldaño por debajo que los de Florida.
Aún así, los visitantes aguantaron la situación hasta bien entrado el último cuarto. Buena prueba de ello es que el marcador reflejaba un empate a 80 a 7 minutos del final. Pero en ese preciso momento, el mundo se hundió bajo los pies de Boston.
Un triple de Mario Chalmers abrió la veda. Miami explotó y con 3 minutos y medio fantástico completó un parcial de 14-0 para llevar el luminoso a un rotundo 94-80 a 3:28 del final bajo el liderazgo indiscutible de LeBron James, sobre el que descansó la ofensiva en esos momentos. Y Boston vio cómo todas sus esperanzas se desvanecían.
El 'big three' local, el original, con Bosh y no con Jones, fue demasiado para el entramado grupal de los Celtics, que vieron cómo James les metía 35 puntos con 7 rebotes, cómo Wade se iba a 28 con 8 y cómo Bosh sumaba 17 más 11 rebotes y 4 pases de canasta. Es decir, el trío estelar de los Heat sumó 80 de los 102 puntos del equipo y ejecutó 55 de los 75 intentos de canasta de la escuadra. Otro abuso de impresión.
En ese mundo desequilibrado que representa como nadie la ofensiva de Miami, nadie más tuvo cabida. Ni siquiera James Jones, que pasó de héroe del partido inicial a quedarse en blanco tras jugar 19 minutos en los que sólo encaró el aro 1 vez.
Eso sí, en el ámbito defensivo, Miami Heat actuó como un solo ente, todos a una, con una solidaridad extrema. Y así de bien les fue.
Boston, mientras, desconcertado. Y es que de nada sirvieron las mejoras en el juego de Rondo -20 puntos y 12 asistencias- y Garnett -16 y 6 rebotes-, porque Ray Allen y Paul Pierce no fueron Ray Allen y Paul Pierce, y sin su aportación estos Celtics no son estos Celtics.
Boston no se puede permitir el lujo de no contar en la ofensiva con Allen y Pierce, como Glen Davis, un buen jugador que ha hecho una gran temporada, no se puede permitir algunos fallos que tuvo en momentos cruciales. Tampoco sirvió de nada el buen rendimiento de West y Green desde la suplencia. En realidad, nada sirvió a Rivers y a los suyos, que arrancan con un 2-0 en contra y con muy malas sensaciones.