A Rudy Fernández se le acabaron las oportunidades. Al menos, ese es el mensaje que envió anoche McMillan, que dejó al español en el fondo de la rotación de un equipo que recuperó a un Brandon Roy a medio gas, a la par que recuperaba su defensa y su espíritu competitivo.
Ganaron los Blazers y empataron la eliminatoria a 2. Lo hicieron desde la defensa, el punto de partido de todos los éxitos cosechados esta temporada por el equipo de McMillan. La noche fue feliz para todos en el Rose Garden. Bueno, para todos menos para Rudy Fernández, que vivió una jornada más que desalentadora.
Portland 96 Phoenix 87 (2-2)
Tras 2 horrorosos encuentros en el terreno defensivo, los Blazers se reencontraron anoche con su defensa y con ella se reecontraron también con la victoria, un reencuentro que resultaba en esta ocasión de vital necesidad para seguir vivos en la serie que los enfrenta a Phoenix.
En ese camino de recuperación de la senda perdida hubo un gran damnificado: el español Rudy Fernández. El escolta mallorquín desapareció prácticamente de la rotación, pasando así de la titularidad como sustituto de Roy a la marginalidad propia de un jugador que disputa 9 minutos y no aparece en la pista en toda la segunda parte.
Bayless le arrebató esa titularidad y también muchos minutos de juego. Y a ello se unió el regreso milagroso de Brandon Roy y la participación de Nicolas Batum, cuya lesión de hombro no le impidió vestirse. Todo ello, unido, dejó al internacional español en 9 minutos en los que hizo 1 triple y dio 1 asistencia.
La noticia del partido fue el increíble regreso de Brandon Roy 8 días después de pasar por el quirófano. Y claro, bastante milagro fue verle de corto, Roy no estaba para muchos trotes, pero ayudó al equipo, que es lo que importa. Le ayudó físicamente, con su discreta aportación estadística, aunque con alguna canasta importante, pero sobre todo le ayudó en el aspecto psicológico.
Y es que fue verle en la cancha y venirse arriba el Rose Garden, fue verle al lado y aumentar espectacularmente el rendimiento de jugadores claves como Aldridge y Miller que habian bajado el pistón en el segundo y tercer partido.
Aldridge fue, sin duda, el catalizador del juego local con 31 puntos y 11 rebotes, su mejor actuación de la serie. Y Miller se fue a 15 tantos, 8 asistencias y 6 rebotes. Contaron Aldridge y Miller con el apoyo de jugadores como Bayless, Batum, Camby o Howard, y con el del renqueante Roy, que acabó con 10 puntos en 27 minutos. Portland fue un equipo del que solo se vio fuera de onda a Fernández y Webster.
Los locales superaron sus dudas iniciales -unos primeros minutos discretos- y fueron capaces de estructurar perfectamente su trabajo defensivo y limitar notablemente la amenaza visitante desde el triple.
Stoudemire anotó 26 puntos para los Suns, Nash se quedó en 15 y 8 asistencias y Hill ayudó en el rebote, pero lo más importante fue taponar la sangría que había supuesto hasta ahora el enrachado Jason Richardson, que anoche estuvo bien, pero muy por debajo de noches anteriores (hizo 15 puntos).
A pesar de todo ello, el partido fue igualado. El último cuarto se movió en márgenes muy estrechos hasta que los locales abrieron una pequeña brecha de 6 puntos mediado el cuarto. Luego, una canasta de Roy puso el 91-83 a 2:10 del final, un colchón que bien supo aguantar Portland a base de defensa, pues dejando a los Suns en 15 puntos en el último cuarto, ganaron el partido.