Inesperado triunfo de Philadelphia, no por el triunfo en sí, sino por cómo se produjo. Los Celtics arrancaron el partido con un 0-14, se fueron al descanso 15 arriba, pero el decorado varió por completo en la segunda parte. Boston desperdició una ventaja de 18 puntos.
No se sabe qué les dijo Doug Collins a sus chicos en los vestuarios, pero lo cierto es que Philly cambió como de la noche al día. De estar maniatado por la defensa visitante en la primera parte y sólo meter 31 puntos, pasaron los locales a desbocarse en la ofensiva y triturar la defensa de Celtics, a los que endosaron en la segunda mitad nada menos que 61 tantos.
Andre Iguodala, Evan Turner, Lou Williams y Lavoy Allen resultaron decisivos en la remontada.
En Boston, brillaron Pierce y Rondo. Esta vez, los Sixers consiguieron detener el caudal de juego de Kevin Garnett.
Philadelphia 92 Boston 83 (2-2)
Si alguien pensaba que la desaparición de Chicago del cuadro de playoffs del Este iba a suponer un camino de rosas, con alfombra roja incluida, para Celtics, estaba bien equivocado. Los Sixers, cabeza de serie 8 de la conferencia, se cargaron primero a unos Bulls desgraciados y ahora luchan a brazo partido para dejar fuera a unos Celtics que conservan el factor cancha, pero no las tienen todas consigo. Tras el cuarto partido, la semifinal está empatada a 2.
Nadie podía esperar un desenlace así viendo el arrollador inicio de partido de los chicos de Doc Rivers. Parcial de 0-14 para empezar. Tremendo. Philadelphia tardó casi 4 minutos en anotar sus primeros puntos, que llegaron por mediación de Jrue Holiday. Para entonces, 4 de los 5 titulares de Boston ya habían inaugurado su casillero anotador.
La primera parte de los Celtics resultó demoledora. Su defensa funcionó a la perfección y el equipo acabó el primer cuarto dominando 12-24 para irse irse después 15 arriba al descanso (31-46). Por si fuera poco, Boston arrancó bien en el tercer cuarto y se llegó a poner con 18 puntos de ventaja (31-49) cuando restaban 10 minutos para concluir el tercer acto. Todo parecía discurrir de forma irremediable hacia una victoria fácil y un 3-1 en la eliminatoria que hubiera sido prácticamente definitorio.
Sin embargo, nada de ello ocurrió. A partir de esa máxima ventaja, todo en los Celtics fue decadencia en el juego. La defensa, tan maravillosa hasta entonces, comenzó a hacer agua y Philadelphia empezó a creer en sus opciones.
Iguodala (16 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 3 triples sin fallo) y Lou Williams (15 tantos, 13 en la segunda parte, y 8 asistencias) fueron las cabezas visibles de ese cambio. Pero también Lavoy Allen, el único hombre alto local que estuvo a la altura de las circunstancias viendo el fiasco de Brand y Hawes. No hay que olvidar tampoco a Evan Turner, pese a su horripilante 5 de 22 en el tiro. Turner acabó con 16 tantos y 9 rebotes.
Todos estos hombres, y Thaddeus Young, crearon un colectivo inasequible al desaliento, un grupo compacto que se llevó por delante a Boston con una segunda parte de ensueño que acabó con un brutal 61-37 a favor de Sixers. Los locales equilibraron la balanza en el tercer cuarto y decidieron el choque en el cuarto ante la alegría incontenible del Wells Fargo Center.
Poco importó que sólo metieran el 38% de sus tiros. Lo crucial fue su dominio del rebote. Y es que la diferencia a la hora de cerrar el rebote fue abismal: 17 rebotes ofensivos Philly por 5 Celtics.
Los Sixers supieron correr cuando había que correr y aprovecharon la juventud de muchos de sus hombres, así como las 17 pérdidas de Boston, para meter 27 puntos al contraataque, que no son pocos en un partido de corte defensivo.
El partido fue tenso, tal y como reflejan las 4 técnicas pitadas, pero los de Collins supieron llevarlo a su terreno hasta ganarlo. En parte, lo lograron gracias a minimizar el juego de Kevin Garnett, que capturó 11 rebotes, pero sólo metió 9 puntos con 3 de 12 en el tiro y 7 pérdidas de balón.
Pierce -24 tantos y 4 de 6 triples- y Rondo -15 puntos y 15 asistencias- fueron los mejores célticos. Bass sumó 15 tantos en 22 minutos. Pero esta vez Kevin Garnett no brilló, como no lo hizo nuevamente Ray Allen.