La serie entre los dos finalistas del Oeste del año pasado, Oklahoma City y Dallas, no está decepcionando y lleva camino de convertirse en un clásico de playoffs de estos que podrán visionarse años después. OKC gana 2-0, pero ese resultado no refleja la igualdad reinante.
Segundo partido de infarto en Oklahoma y segunda victoria apurada de Thunder. Y casi con idéntico resultado. Westbrook y Durant fueron los máximos anotadores locales, Fisher cobró importancia y la mano izquierda de Harden fue la ejecutora. En Dallas, Dirk Nowitzki tiró del equipo con un liderazgo incuestionable.
Miami también se pone 2-0 en su serie con los Knicks, que mejoraron su deteriorada imagen del primer partido. El big three local estuvo a buen nivel y Anthony sumó 30 tantos para NY.
Además, Indiana ganó con solvencia a Orlando y consigue igualar la eliminatoria.
Oklahoma City 102 Dallas 99 (2-0)
La serie se pone 2-0 por pequeños detalles y porque Thunder ha estado más acertado que Mavs en los segundos finales de ambos partidos. El primero, 99-98, decidido por Durant; el segundo, 102-99, decidido por Harden y no prolongado por Terry.
El Chesapeake Energy Arena volvió a teñirse de blanco. Un manto blanco de camisetas poblaba una grada entregada a su equipo y al baloncesto. Un Chesapeake que sigue inviolable en estos playoffs a pesar de que Dallas ha estado dos veces al borde de voltear el factor cancha, a pesar de que estos Mavericks no tienen nada que ver con los Mavericks decepcionantes de temporada regular.
El final volvió a ser digno de dos grandes, de auténtico infarto. Con Harden decidiendo desde la línea de tiros libres al anotar 4 sin fallo en los últimos segundos, incluidos los que pusieron el 102-99 en el marcador. Luego, Dallas pudo empatar en la última jugada y tuvo 2 triples para empatar, los 2 de Jason Terry, el primero complicado y el segundo forzadísimo. En ese último tiro se esfumaron todas las opciones de prórroga del equipo de Carlisle.
Un equipo, Dallas, que había sobrevivido mediado el segundo cuarto a un tirón tremendo de los locales, que con un parcial de 23-6 entre el final del primer acto y el inicio del segundo se habían marchado por 16 puntos. Fue entonces, tras un tiempo muerto de Carlisle, cuando apareció por primera vez la mano recia y fuerte de Dirk Nowitzki para echarse a Dallas a la espalda y equilibrar el marcador.
Al descanso se llegó con 57-50. Westbrook y Durant llevaban el peso ofensivo de OKC y Perkins y Fisher habían aportado muchos puntos, 17 entre ambos. Los locales llevaban 14 libres sin fallo y un 54% en el tiro de campo, pero los 20 puntos de Nowitzki más el oficio de Marion y Kidd hacían que Dallas aguantara la apuesta local.
Llegó el tercer cuarto y OKC entró en serios problemas de faltas. Ibaka, que hizo un mal partido, sumaba 4 y también tenían 4 Collison y Sefolosha. Además, Perkins estaba con 3. El juego interior de Thunder estaba contra las cuerdas. Y, además, Dallas conseguía por fin adelantarse en el luminoso con 2 tiros libres de Nowitzki (64-65).
A partir de ahí, todo fue tensión, emoción y buen baloncesto en líneas generales, con dos equipos a los que no les tembló la mano desde la línea de personal: excelente 87,5% de Dallas con 28 de 32 y excelso 94,9% del conjunto de Brooks con 37 de 39. Precisamente desde esa linea se decidió el partido.
En OKC, que sólo fue capaz de meter 18 puntos desde la pintura, Westbrook y Durant llevaron el peso ofensivo, pero con fisuras, a veces grietas. El base hizo 29 puntos, pero dirigió poco el juego, como es costumbre. Sólo dio 2 asistencias en todo el partido. El alero metió 26 y capturó 10 rebotes, pero lanzando mal y perdiendo 7 balones. Harden fue el más completo y decisivo con 15 tantos, 7 rebotes, 5 asistencias, 3 robos y 10 libres sin fallo. Perkins y Fisher ayudaron e Ibaka tuvo una noche nefasta.
En las filas de Dallas, Nowitzki lo fue todo con su determinación y sus 31 puntos con 11 tiros libres de 11 intentos. Marion sumó 15 y 8 rebotes y West y Kidd aportaron al conjunto, al igual que Terry, aunque éste sólo al final, ya que hubo momento en los que estuvo muy apagado. Nada sirvió para ganar. Dallas pierde ya 2-0, pero cuidado, porque en esta magnífica serie queda mucha tela por cortar.
Miami 104 New York 94 (2-0)
Se puede decir, sin licencias poéticas, que éste fue un partido de sangre, sudor y lágrimas para los Knicks, aunque la sangre, parece ser que en gran cantidad, haya que colocarla en el tercer puesto de la enumeración, ya que se produjo en el vestuario tras acabar el partido y de forma poco edificante cuando Stoudemire la emprendió contra el cristal que protegía un extintor. No se sabe muy bien en qué estaba pensando. Posiblemente en nada.
New York acababa de perder en el AmericanAirlines Arena y se colocaba perdiendo 2-0 la serie, pero al menos había ofrecido una imagen infinitamente más digna que en el partido inaugural, en el que los neoyorquinos dieron auténtica pena.
Esta vez, los Knicks se pusieron el traje de faena, tuvieron, todo hay que decirlo, un mejor trato de los colegiados, y lucharon uno a uno los cuartos. Todos los cuartos fueron muy igualados, pero Miami ganó los 4 parciales. Y las matemáticas no mienten. Así es imposible perder.
El encuentro fue una muestra de la evolución de dos mentalidades individuales, del progreso o no de dos estrellas. El local LeBron James ha comprendido que para ganar hay que delegar y que delegando se puede hacer mejor a los compañeros y al equipo. El ejemplo de anoche fue paradigmático. Carmelo Anthony no parece haber comprendido aún ese mensaje y sigue pasando el tiempo. Fue el mejor de su equipo, sin duda, pero su concepción egoísta del juego no casa con el crecimiento del colectivo.
Miami, como Oklahoma, se tiñó nuevamente de blanco, un color muy apropiado para Florida, y vibró con la postemporada. El equipo local sumó 28 asistencias y sólo perdió 8 balones. Miami tuvo a 6 jugadores en dobles figuras anotadoras y a James como tercer máximo anotador del equipo, aunque fuera el jugador más completo.
Wade, 25 puntos, y un muy mejorado Bosh, 21, dieron un paso al frente. James terminó con 19 tantos, 7 rebotes y 9 asistencias. El big trhee de Spoelstra goza de buena salud. Pero es que, además, Chalmers estuvo acorde con lo que se le pedía, Battier volvió a demostrar que es un gran jugador de equipo y Miller, ¡oh, sorpresa, sí, Mike Miller!, desempolvó esas dotes que tiene tan olvidadas últimamente.
New York Knicks sumó su duodécima derrota consecutiva en playoffs y empata la marca negativa de derrotas al hilo que tenían el solitario los Memphis Grizzlies de Pau Gasol. Melo se fue a 30 puntos y 9 rebotes, siendo el mejor visitante, pero tiró 26 veces y dio sólo 1 asistencia. Stoudemire terminó con 18 tantos y 7 rebotes y también ayudaron en ataque J.R.Smith, un bastante recuperado Tyson Chandler, cuyo valor en defensa es incuestionable, y el veterano Baron Davis.
Indiana 93 Orlando 78 (1-1)
Indiana recompuso su figura, empató la serie contra Orlando, recuperó sus aspiraciones y se cargó de energía positiva. Triunfo balsámico de los Pacers tras perder el primer partido. Victoria cargada de autoridad en este segundo choque haciendo lo que Indiana ha hecho durante toda la temporada: defender y jugar en equipo.
Frank Vogel recuperó la buena dedicación de sus mejores hombres y hasta 4 jugadores rozaron la veintena de puntos en un partido que se rompió en el tercer cuarto cuando los locales sacaron a relucir sus mejores virtudes. El 30-13 de ese cuarto acabó con la oposición de unos Magic que anduvieron toda la noche peleados con su ataque.
El cuarteto ofensivo del equipo de Indianapolis lo integraron David West, Danny Granger, George Hill y Paul George, aunque algunos estuvieron más acertados que otros. Los 3 primeros anotaron 18 puntos. David West, completo, logró 18 con 11 rebotes y 4 asistencias. Danny Granger, muy errático todo el partido, hizo 18, pero con un 7 de 21 en el tiro tras un paupérrimo 1 de 10 desde el triple. Y George Hill, que estuvo realmente bien, se fue también a esos 18 puntos.
Además, Paul George consiguió 17 tantos y 8 rebotes y Roy Hibbert, que estuvo obtuso de cara al aro, aportó 13 rebotes en 23 minutos. A todo ello hay que sumar la mejora ofensiva de Barbosa. Indiana sólo dio 9 asistencias en todo el partido, pero bien le bastó para ganar.
Los Magic demostraron sus carencias sin Howard. Su ataque fue una ruina, con 78 puntos tras anotar sólo el 35% de sus triples. Glen Davis hizo 18 tantos y 10 rebotes y Redick no lo hizo mal partiendo del banquillo. Poco más que destacar en una escuadra de ofensiva plana.