En las últimas semanas, el puertorriqueño Carlos Arroyo ha pasado de ser el base titular de los Heat de Miami a no jugar apenas. Un cambio brusco ocurrido tras la decisión del técnico del equipo, Erik Spoelstra, de entregar el mando del equipo y la titularidad a Mario Chalmers.
El jugador ha reconocido en una conversación con periodistas del diario South Florida Sun Sentinel que su nuevo rol, casi cabría hablar de la falta de él, no ha sido fácil de encajar pero, como profesional, tiene que asumirlo.
“Ya sabes, es una decisión que tengo que respetar. Es la decisión del entrenador. Mi trabajo es estar preparado y apoyar a mis compañeros”, ha dicho un Arroyo que, como el propio periodista que le pregunta reconoce, estaba jugando bien, dentro de su papel secundario, antes de ser relegado al banquillo.
Arroyo perdió la titularidad que ostentó durante 42 partidos a favor de Chalmers el 22 de enero, en el encuentro que enfrentó a su equipo con los Raptors de Toronto. Ya había jugado poco en sus 2 últimos partidos en el quinteto titular, pero es que desde entonces su presencia ha ido disminuyendo hasta casi desaparecer, superado también por otros hombres en la rotación.
En este mes ha jugado sólo un partido de los 4 disputados por el equipo, ante los Clippers, y apenas estuvo 2 minutos en pista. En sus últimos 5 encuentros saliendo desde el banquillo, su tiempo de juego se ha reducido a 7 minutos de media y apenas ha anotado un par de canastas y es que, pese a sus palabras, todo indica que la decisión de Spoelstra le ha dejado tocado moralmente.
Por su misma situación de ostracismo, esperemos que temporal, ya han pasado otros compañeros y el base de Fajardo reconoce que es duro, aunque lo importante es el colectivo. “No ha sido fácil. Y a veces, resulta frustrante porque te gusta competir, pero no se trata de nosotros. Se trata del equipo, de ganar el campeonato y ésa es la actitud que todos debemos tener”, concluye un Arroyo que sin duda estará deseando dar la vuelta a la situación.