No acertó por poco. Kevin Pritchard afirmó el pasado mayo “me despedirán 2 días después del draft”, pero fue antes. Cuando apenas faltaba una hora para el comienzo de la elección de jugadores, los Blazers le comunicaban el despido a su máximo responsable deportivo.
Una decisión que se esperaba desde hacía tiempo tras las reiteradas señales en ese sentido que se habían emitido desde la franquicia. Con la salida de Pritchard, terminan 4 años en los que los Blazers han pasado de estar en el fondo de la clasificación y tener un vestuario más explosivo que un polvorín a ser un conjunto con presente y futuro y respetado en la liga.
Gran parte del mérito de esa transformación corresponde a Pritchard que, con sus aciertos y errores, había conducido el complejo proceso. Pero sus méritos no han sido suficientes ante su caída en desgracia a ojos del propietario de la franquicia, Paul Allen.
Nadie sabe a ciencia cierta qué ha pasado en los despachos de Portland para que se produjera ese cambio y el presidente del equipo, Larry Miller, no ha despejado las dudas tras despachar a los periodistas con un “no voy a entrar en detalles” poco después de hacer público el típico y tópico comunicado de cortesía agradeciendo la labor de Pritchard.
Los rumores sobre el despido de Pritchard, que tenía contrato hasta el final de la próxima temporada, comenzaron en marzo, poco después del fulminante despido de su mano derecha, Tom Penn.
Poco después, Paul Allen mostraba su apoyo a Pritchard, pero lo hacía casi por una cuestión de cortesía y sin poner el más mínimo énfasis en sus palabras. Entonces, habló de que las decisiones se tomarían a final de temporada y finalmente, las decisiones han llegado, independientemente del mayoritario apoyo de que gozaba Pritchard entre los seguidores de los Blazers.
Ahora, los Blazers deberán buscar un nuevo directivo que tome las riendas del equipo -algunos ya aventuran el regreso de Mark Warkentien, actualmente director general de los Nuggets y durante 10 años directivo de los Blazers-, un hombre que tendrá cómo principal objetivo conseguir el último escalón que le ha faltado por subir a Pritchard, llevar al equipo a luchar por el campeonato.