ANÁLISIS

Brooks & Brooks (algunos premios NBA)

Ángel Mustienes |

Acaba de oficializarse lo que ya todos sabían desde hace unos días: LeBron James ha sido considerado por segundo año consecutivo como el MVP de la temporada. Nada nuevo bajo el sol.

No me ocuparé en este espacio de James, tampoco de otros premios que la NBA ya ha otorgado. Me centraré en dos que merecen especial atención y que el destino ha querido que se hayan concedido a dos personas con el mismo apellido.

Me refiero a las distinciones al Mejor Entrenador y el Jugador Más Mejorado, premio éste que recompensa el progreso y que pocas veces es valorado en su justa medida. Estos galardones recayeron ya hace días en Scott Brooks, técnico de los Thunder, y Aaron Brooks, base de los Rockets. Empecemos con los entrenadores.

Duelo de técnicos

Scott Brooks se ha llevado merecidamente el premio al Mejor Entrenador, aunque hay que reconocer que había algunos candidatos, muy pocos, que se merecían tanto como él este galardón.

El entrenador jefe de Oklahoma City ha hecho crecer de forma espectacular a una plantilla plena de potencial, dada su juventud y su calidad. Pero a pesar de esa gran calidad, no es fácil que un equipo tan joven explote tan pronto, como no es fácil mantener la juventud bien cohesionada durante cerca de 7 meses -entre pretemporada y temporada- y 82 encuentros de fase regular.

El técnico californiano lo ha conseguido y además lo ha hecho con un juego ágil y en el lugar más complicado de todos, en el salvaje Oeste. Por eso, merecido tiene haber sido recompensado con este premio, un premio que ha dignificado aún más a posteriori con el gran papel que los Thunder han desplegado en postemporada ante los Lakers, a pesar de caer eliminados.

Sin embargo, hay que destacar también a otros técnicos, especialmente a 2 que han tenido que luchar contra adversidades mayores, a veces diríase que insalvables, Pero las salvaron, y reconforta pensar que la votación los tuvo en cuenta, pues Scott Skiles (Milwaukee) y Nate McMillan (Portland) quedaron segundo y tercero respectivamente.

Skiles, el único que ha hecho sombra a Brooks, ha vuelto a demostrar su maestría en la banca llevando a los Bucks a los playoffs, algo impensable por plantilla, pero sobre todo por las graves lesiones que han destrozado los puntos de referencia del equipo.

Milwaukee se volvió a quedar sin Redd, y llueve sobre mojado, y -lo que es peor- en plena lucha por los playoffs, en la recta final, se les fue de forma más que desafortunada su bastión interior, Andrew Bogut. Sin embargo, a todo sobrevivieron. Y a una enorme temporada regular le está siguiendo un fantástico playoff. A la hora de escribir estas líneas, los de Wisconsin están jugando el séptimo y definitivo partido contra Atlanta, jugándose el pase a las semifinales del Este que se les escapó de las manos en el sexto encuentro.

En cuanto a McMillan, no puede tapar la gran temporada de Portland su pronta eliminación en playoffs -que además no se votaba, porque estamos hablando de premios de fase regular-. A Nate le ocurrió desgracia tras desgracia (lesiones irreparables de Oden y Przybilla, bajas de jugadores como Outlaw, Webster, Rudy Fernández o Batum y problemas de Brandon Roy que se hicieron ya insalvables en el playoff). El fichaje a media campaña de Camby -como le sucedió a Milwaukee con Salmons- fue impagable. Y McMillan, con su metódico trabajo, sus obsesiones, su gusto por la autoridad y el trabajo duro -especialmente en defensa- obró el milagro.

Otros entrenadores

También parece justo que las votaciones hayan recordado a Jerry Sloan y Alvin Gentry -como cuarto y quinto- dado el nivel mostrado por los Jazz y por los Suns (quizá Gentry merecía más que Sloan).

En el terreno de los olvidos, cabe destacar la poca valoración dada a Mike Brown a pesar de que Cleveland fuera el mejor equipo y superara las 60 victorias, la omisión de Rick Carlisle con su equipo situado en lo alto del Oeste y el poco aprecio por el brutal trabajo en Memphis de Lionel Hollins (que al menos quedó décimo).

Mejor parados salieron Larry Brown (sexto) y Rick Adelman (octavo). Al menos, recibieron ciertos apoyos por sus buenas labores en Charlotte y Houston.

Jugador Más Mejorado

Más discutibles son algunos resultados de la votación de Jugador Más Mejorado, si bien la elección de Aaron Brooks entra dentro de lo previsible, porque el base titular de Houston hizo una gran temporada y su mejora fue inequívoca.

Tras de Brooks, se situaron jugadores como Kevin Durant (Oklahoma City), Marc Gasol (Memphis), Andrew Bogut (Milwaukee), George Hill (San Antonio), Gerald Wallace (Charlotte) o Joakim Noah (Chicago). Todos ellos progresaron de manera incuestionable y nadie puede poner en duda los apoyos que recibieron, como nadie puede criticar que fueran votados jugadores como Danilo Gallinari (New York), Carl Landry (Houston-Sacramento), Andray Blatche (Washington), Channing Frye (Phoenix) o Rajon Rondo (Boston).

Pero ha habido algunos votos gratuitos y algunas graves omisiones, como cabía esperar.

Más que gratuito es que hayan recibido votos Dwight Howard (pocos han visto una mejora de Howard este año, si acaso se ha mantenido y gracias), Ben Wallace (inexplicable), Ersan Ilyasova (no sabemos con qué año lo comparan, pues no tiene sentido tras jugar en el Barcelona) o Chris Douglas-Roberts, que empezó como un tiro, pero que ha sido fagocitado por su irregularidad, y que ha terminado jugando poco. También recibieron apoyos jugadores de dudoso progreso, por no decir invisible, tales como Nene Hilario o Paul Millsap.

Sin embargo, algunos jugadores muy mejorados no han sido ni siquiera citados, es decir, no han recibido ni un solo voto.

Los grandes perjudicados

Nadie que haya seguido la temporada de forma detallada, en el día a día, a conciencia, con un análisis mínimamente exhaustivo, puede entender la ausencia de Anthony Tolliver (Warriors) en la tabla de jugadores votados.

No sé qué significado dan los votantes a la palabra mejora, pero si Tolliver no ha progresado de forma extraordinaria, que venga dios y lo vea. Estamos hablando de un jugador que ha pasado de promediar 2,7 puntos y 2,2 rebotes en 11 minutos a lograr 12,3 puntos, 7,3 rebotes y 2 asistencias en más de 32 minutos. De un jugador que ha mejorado en todos los porcentajes de tiro y de un jugador que en la recta final de temporada se ha marcado partidos memorables, totalmente impensables para cualquier analista.

Este chico le metió 34 puntos y 8 rebotes a Minnesota, le hizo 30 y 4 robos a los Hornets, capturó 21 rebotes contra Dallas... En abril promedió 15,5 puntos y 8,9 rebotes. Pero los Warriors no deben ser de este mundo, al menos del mundo del amplísimo jurado que vota el premio. Porque el bueno de Monta Ellis apenas recibió 1 voto, a pesar de que pasó de meter 19 puntos el pasado año a hacer 25,5 en éste y convertirse en líder indiscutible del equipo. Se trata de uno de los mayores anotadores de la NBA y aún es joven. Ya me dirán ustedes.

Algunos jugadores infravalorados

Tolliver y Ellis fueron los más sangrantes perjudicados, pero hubo otros muchos. Mencionaré aquí a algunos.

El que más nos atañe por ser hispano es Trevor Ariza, que subió 6 puntos en anotación y mejoró en casi todos los aspectos porque jugó muchos más minutos. Aquí, la única explicación posible es su paso de los Lakers a los Rockets y la valoración extra de lo que hacía este jugador antes jugando como jugaba en el equipo campeón de la NBA.

Pero en otros casos no hay excusas que valgan. Citemos, por ejemplo, a Kevin Love (Minnesota), Roy Hibbert (Indiana), Bill Walker (New York) y Sonny Weems (Toronto). Cinco ejemplos de jugadores mejorados que no recibieron ni un punto. Así es el duro mundo de las votaciones.