Satnam Singh Bhamara nació hace 14 años en un pueblo perdido de la región india del Punjab, territorio rural profundo situado junto a Pakistán. Nadie podía imaginar que su nombre, 14 años después de su nacimiento, empezara a correr por los medios estadounidenses.
Pronto lo va hacer. El primero en hacerse eco de la existencia de este chaval de la India ha sido el periodista Tim Povtak de Fanhouse y la historia ya ha llegado a la portada de la página de la NBA de Yahoo! Sports. Una historia que no tiene desperdicio.
Porque estamos hablando de un chaval de 14 años que mide 2,13 y que se ha dado a conocer porque ha llegado a Estados Unidos junto a otros 28 compatriotas que son también estudiantes y practican diversos deportes. Todos ellos, Satnam incluido, entrenarán en la IMG Academy de Florida.
Una familia de altos vuelos
Como en otros muchos casos, recordemos el del recientemente desaparecido Manute Bol, Satnam procede de una familia de gigantes. Su padre, al que su abuelo jamás dejó jugar al baloncesto, mide 2,19 y su abuela por parte paterna alcanza los 2,06 de altura.
Lo llamativo de este caso es que estamos ante un chico que ha sido descubierto precozmente, lo que es todo un milagro en un gigante como la India donde el baloncesto es un deporte prácticamente inexistente, ya que no hay ninguna tradición baloncestística en aquel país. Jamás un jugador indio ha sido drafteado en Estados Unidos y la presencia de la selección nacional en torneos internacionales de primer nivel es una entelequia.
Pues bien, Satnam ya lleva un tiempo jugando al baloncesto y en los últimos 2 años entrena en una escuela estatal de su país. Los que le han visto dicen que tiene un cuerpo tremendo, unas manos enormes y una coordinación más que interesante para su corpulencia y su escasa experiencia en el juego, del que simplemente conoce los rudimentos.
¿Un futuro NBA?
En Estados Unidos, aseguran que tiene un enorme potencial y algunos ya hablan del nuevo Yao Ming, del chico que abriría la NBA a un mercado potencial increíble, India, que ahora mismo apenas da dividendos.
Él tiene ilusión y casi más que la suya es la ilusión de su padre, que jamás pudo jugar al baloncesto, algo que le hubiera encantado, porque su padre se lo prohibió. El deber de cuidar la tierra familiar se antepuso a cualquier veleidad deportiva.
Satnam quiere así seguir los pasos de los pocos jugadores de más de 2.20 que han accedido a la NBA con un cierto nombre. Repasando los últimos 30 años de juego, uno recuerda a Chuck Nevitt, que llegó a jugar en los Lakers, el Jazz Mark Eaton, el rumano George Muresan, el genial Ralph Sampson, Manute Bol, el holandés Rick Smits, Shawn Bradley, Arvydas Sabonis... ahora Yao Ming. Muchos de ellos completaron carreras importantes, si bien en muchos casos su potencial se truncó por las lesiones -pies y rodillas sufren mucho con soportando estos cuerpos-.
Ahora, en Estados Unidos ponen nombre a un futuro gigante de la NBA. No sería el primer vaticinio de este tipo que se arruina. Porque no es fácil llegar a la NBA siendo un supergigante, aunque pueda parecer lo contrario.