La estrella de los Denver Nuggets, Carmelo Anthony, ha presentado una demanda millonaria contra quien fuera su manager, Larry W. Harmon, al que acusa de provocarle pérdidas por más de 2 millones de dólares mediante operaciones fraudulentas.
El de Harmon parece, a falta de lo que resuelvan los tribunales, un caso más de abuso de confianza por parte de los gestores financieros que rodean a los jugadores de la NBA y que en más de una ocasión han llevado a algún que otro jugador directamente a la ruina.
En la demanda presentada en un juzgado de Sacramento (California), la estrella de los Nuggets acusa a Harmon y sus empleados de haber incumplido sus deberes fiduciarios al transferir 1,75 millones de dólares del patrimonio del jugador, sin su conocimiento ni consentimiento, a una sociedad creada por el propio asesor.
Además, otros 265.500 dólares fueron invertidos en sociedades de terceros sin que el jugador fuera informado de ello ni prestara su consentimiento. En total, Melo busca recuperar cerca de 2 millones de dólares más las indemnizaciones por daños y perjuicios que correspondan por lo que considera actividades ilegales y desleales de su antiguo manager.
“La evidencia que hemos recopilado sugiere claramente que el antiguo asesor financiero de Carmelo Anthony ha saqueado sus activos. Es reprobable que los atletas profesionales sean víctimas de esto con tanta frecuencia”, afirmó el abogado de Beverly Hills que representa a Melo en la demanda, Robert W. Hirsh.
Mientras, Harmon ha afirmado desconocer la demanda y ha declinado hacer comentarios hasta que conozca las alegaciones presentadas por los representantes legales del jugador.
Las diferencias en la contabilidad del jugador fueron descubiertas una vez que éste rompió su relación con Harmon, este mismo año, y sus nuevos asesores revisaron las cuentas presentadas por el anterior. Unas cuentas que, según la demanda, Harmon no presentó completas, ocultando un buen número de documentos de forma deliberada para tratar de evitar que se descubrieran sus supuestos manejos turbios.