ANÁLISIS

Mangas, motes y otras mandangas

La mercadotecnia NBA camina a toda máquina y sin freno

Ángel Mustienes |

A veces, a uno le da la impresión de que la masa, o al menos un sector de ella, se emociona por cosas bastante banales. Y la NBA explota esa debilidad hasta términos inconcebibles consiguiendo, por cierto, positivos resultados y pingües beneficios. Porque la policía no es tonta.

Es el caso del empecinamiento de la mejor liga del mundo por vender camisetas de todos los colores y condición, a cualquier hora, al albur de la más pequeña novedad, ficticia casi siempre, por supuesto.

Tenemos las camisetas normales, las de toda la vida, las de corte clásico, aunque les cambien los diseños cada temporada, lógicamente. Tenemos las camisetas retro que recuerdan con su estilo vintage los viejos uniformes de la liga. Tenemos las camisetas navideñas con sus modelos exclusivos en jornada familiar entrañable muy dada al consumo. Tenemos las camisetas con mangas que empezaron a venderse la pasada campaña y que han arraigado en esta. Y ahora han llegado las camisetas con motes, con los apodos de los jugadores, que se estrenaron hace unos días. Camisetas a mansalva. Un ejército de indumentarias en el gran mostrador de la NBA. Pasen, vean, compren. Sobre todo compren.

A mí me parece que la NBA está exprimiendo demasiado su gallina de los huevos de oro y que algún día tendrá que parar con esta exageración sin límites, pero al fin y al cabo el que tendrá la última palabra será el gran público, que por ahora parece aceptarlo todo. Incluso algunos engaños más bien burdos.

Lo cierto es que en ocasiones el negocio va por delante del deporte y eso puede resultar peligroso. Deberían ir parejos. No se puede imponer la manga corta si muchos jugadores dicen que juegan peor con ella, no se puede estrenar un día sí y otro también un modelo distinto de zapatillas para que los jugadores tengan cada día los pies más tocados.

En fin, que ya habrán adivinado que al que suscribe esto se la trae al pairo una camiseta en la que ponga detrás D-Will en vez de Deron Williams, King James en vez de LeBron James, The Truth en vez de Paul Pierce o, ya no digamos, Shuttlesworth en vez de Ray Allen.

Por otra parte, algunas camisetas con mangas he de reconocer que no me disgustan, pero tampoco se crean que me hacen demasiada gracia en líneas generales. Y tampoco soy mucho de flipar con la interminable ristra de zapas que nos intentan meter por los ojos cada día. Debo tener mi sentido del espectáculo y mi naturaleza mitómana bajo mínimos

En realidad, a mí todo esto me parecen mandangas. Pero ya se sabe que a los más jóvenes les van este tipo de mandangas. Debe de ser el progreso. O tal vez el progreso no sea más que una mandanga. Vete tú a saber. Lo que está claro es que alguien se está forrando, por ahora. Y no somos ni tú ni yo.