Warriors estaba ante una prueba de fuego. Una nueva derrota supondría poner muy cara la consecución del título para los de Steve Kerr. Ante ese reto de primer orden, Golden State reaccionó muy bien elevando su nivel defensivo para ganar en su feudo 107-88 e igualar las Finales ante Celtics 1-1.
Otra vez los californianos rompiendo al rival en el tercer cuarto, solo que en esta ocasión, a diferencia de lo ocurrido en el primer encuentro, Boston quedó al final del tercer acto a los pies de los caballos, sin posibilidad real de encomendarse a una remontada histórica.
El 35-14 del tercer cuarto llevó el partido hasta un claro 87-64 tras una recta final de cuarto en la que 2 triples de Stephen Curry y otros 2 de Jordan Poole, el último desde el medio de la pista y sobre la bocina, destrozaron las esperanzas visitantes. Demoledor para la moral de Boston ese triple de Poole desde su casa.
Un cuarto, sin duda, profundamente desalentador para los Celtics, que metieron los mismos puntos en esos 12 minutos, 14, que Stephen Curry, otros 14. Golden State enchufó 7 triples en el cuarto y hasta 7 de sus jugadores anotaron algún punto en dicho período. Celtics, mientras, se vio superado en defensa y presentó un pobre 4 de 17 en el tiro. Eso sí, llama la atención que con el nivel de intensidad y agresividad con el que defendió el equipo local y con la laxitud defensiva de la escuadra visitante, Warriors solo tuvo 4 faltas y Celtics, 6.
El comienzo del último cuarto dejó ya todo decantado. Los locales adquirieron una máxima ventaja de 29 puntos y el técnico visitante, Ime Udoka, alzó la bandera de rendición a 10 minutos del final retirando de la pista a todos sus titulares. Ya no hubo más que hablar.
Ganó Warriors 107-88 con 29 puntos de Stephen Curry (14 en el cuarto decisivo), que volvió a ser el mejor de su equipo, y 17 en 23 minutos de Jordan Poole, que resurgió de sus cenizas tras un muy deficiente primer partido y una primera parte muy discreta.
Muy buenos minutos de Kevon Looney, excelente aportación del reaparecido Gary Payton II, que se llevó una ovación de gala cuando saltó a la cancha y que fue una pieza importante para Warriors, y buen trabajo de Draymond Green, capital en defensa, que se mostró, eso sí, sobreexcitado durante todo el partido, metiéndose en todos los fregados y contando más de una vez con el beneplácito de los árbitros.
No fue la noche de Klay Thompson (4 de 19 en campo con 1 de 8 desde el triple), mientras que el mexicano Juan Toscano-Anderson jugó 4 minutos cuando el partido ya estaba decidido. No anotó.
Boston quedó por debajo del 40% en el tiro y se desangró a partir de las 18 pérdidas de balón que cometió, ciñéndose a la máxima de que cuando pierde más de 15 balones no es capaz de ganar un partido. Volvió a suceder. Desde luego, este capítulo del juego fue su perdición. Clave el abismo en el control de la bola: Warriors hizo 15 robos y 12 pérdidas y Celtics, 5 y 18.
Jayson Tatum fue el mejor de Celtics. Lo fue de largo: 28 puntos y 6 de 9 desde el triple. Sobresaliente su primera mitad. Nadie le acompañó, salvo Jaylen Brown en el primer cuarto. Espectacular arranque de partido de Brown, para luego desaparecer y terminar con 17 puntos y 5 de 17 en el tiro. Solo Derrick White, que hizo una buena primera parte, se unió a ellos en el campo del doble dígito anotador.
En el aspecto negativo, los nulos partidos ofensivos de Marcus Smart y Al Horford (2 puntos y 8 rebotes para el dominicano) y la comprobación de que el físico de Robert Williams III no está ahora mismo para muchas fiestas.
Parece claro que a Celtics le puede pesar, además, en estas Finales su inferioridad ante Warriors por lo que respecta a la profundidad de banquillo.
Eso sí, más allá de esta contundente derrota, con 88 puntos no se puede ir a ningún sitio, Celtics regresa a Boston con el objetivo cumplido: ganó un partido y arrebató el factor cancha a Warriors. Ahora las Finales se trasladan al TD Garden.