Cuando parecía que las aguas pandémicas se habían tranquilizado en la NBA, surge un nuevo foco infeccioso que altera el calendario competitivo. Ese foco se localiza en los Spurs, un equipo que estaba haciendo una temporada increíble.
San Antonio vivía en una nube de felicidad. El equipo de Gregg Popovich estaba funcionando muy bien, mucho mejor de lo esperado, y con marca de 16-11 ocupa ahora mismo la sexta posición en el Oeste, una auténtica sorpresa.
En ese marco de felicidad llega el golpe. La Covid-19 prende en el equipo texano, ¡y de qué manera! Nada menos que 4 jugadores, cuyas identidades no se han revelado, han dado positivo.
Ese cuádruple positivo ha provocado que Spurs no vaya a jugar hoy martes ante Pistons y que tampoco lo vaya a hacer ante Cavaliers (miércoles), Knicks (sábado) y Pacers (lunes).
Si todo va bien, San Antonio estará una semana sin jugar y podrá volver a la competición el 24 de febrero frente a Thunder. Es decir, un escenario parecido al que antes vivieron Washington Wizards y Memphis Grizzlies.
La situación de Spurs afecta además a los Hornets, equipo que jugó contra la escuadra texana el domingo. La trazabilidad de los contactos de los positivos de Spurs obliga a que Hornets tenga que suspender sus dos próximos partidos ante Bulls y Nuggets, pudiendo volver al juego el próximo sábado ante Warriors.
De este modo, ya ascienden a 29 los partidos aplazados esta temporada por culpa de la pandemia.
La expedición de Spurs que viajó a Charlotte para jugar el domingo se quedó en la ciudad cumpliendo cuarentena, según informa ESPN.
El entrenador del equipo, Gregg Popovich, que tiene ya 72 años y pertenece al grupo de riesgo, completó su proceso de vacunación días atrás, lo que supone un motivo para la tranquilidad en la franquicia.