La temporada regular empieza a verse seriamente alterada por las bajas por Covid-19 y las ausencias adyacentes por contacto con los positivos. La NBA ya ha tenido que aplazar 4 partidos, ¡3 correspondientes a 3 días consecutivos!
A los ya conocidos aplazamientos de los partidos Rockets-Thunder (23 de diciembre) y Celtics-Heat (anoche), se suman ahora el Mavericks-Pelicans, que se tenía que jugar hoy lunes, y el Bulls-Celtics correspondiente a la jornada de mañana martes.
A todo ello hay que sumar el esperpento que se vivió el pasado domingo, 9 de enero, cuando Sixers afrontó su partido ante Nuggets con solo 7 jugadores sanos, ya que el octavo incluido en la convocatoria, Mike Scott, aún permanecía lesionado.
Las suspensiones de los juegos Dallas-New Orleans y Bulls-Celtics no pueden sorprender a nadie.
Dallas Mavericks estaba acorralado por la pandemia. Primero fueron baja por los protocolos de salud y seguridad Josh Richardson, Dorian Finney-Smith y Jalen Brunson. Luego vino el positivo de Maxi Kleber, que obligó a cerrar las instalaciones de entrenamiento de la franquicia, y ha sido el rastreo de contactos del alemán el que ha terminado dejando en cuadro a la plantilla, hasta el punto de no poder reunir ni siquiera 8 jugadores para afrontar el partido de hoy.
Algo similar le ha pasado a Boston, que ya en su partido aplazado ante Miami solo tenía 8 jugadores disponibles, una situación que se ha hecho insostenible de cara al partido de mañana ante los Bulls.
La NBA está muy preocupada por la situación. Por eso, va a hablar a lo largo del día de hoy con la asociación de jugadores (NBPA), con el fin de discutir la modificación de los protocolos relacionados con la Covid-19, y tiene pensado comunicarse mañana martes con los 30 propietarios que integran la Junta de Gobernadores para analizar la complicada situación.