ANÁLISIS

Pat Riley cumple 25 años en Heat aspirando a su décimo anillo

El genio de Riley le llevó a ser campeón como jugador, asistente, entrenador y general manager

El neoyorquino ha pasado casi toda su vida profesional bajo el sol de California y Florida

Ángel Mustienes |

Otra vez Pat Riley. Riley es como el dinosaurio de Monterroso: siempre estuvo allí y nunca dejará de estarlo. Su cabeza privilegiada, su perfeccionismo y su adicción al éxito están detrás de una carrera renacentista en la que ha tocado todos los palos y todos bien. Cuando otros estarían al sol en plena jubilación, él está jubiloso en plena acción bajo el sol.

Riley tiene 75 años y no piensa dejarlo. Nunca lo pensó. Eso sí, casi siempre ha ejercido en climas adecuados, en California y en Florida, porque la buena vida no está reñida con el trabajo duro. Desde que se hizo profesional como jugador, solo tuvo una estancia efímera de un año vestido de corto en Phoenix Suns antes de retirarse y 4 temporadas como entrenador de los Knicks, el gran equipo de su ciudad natal. Todo lo demás fue clima plácido para trabajar en un marco agradable en busca de la mejor compañía posible.

Anoche aplaudía desde detrás de la mampara, con la doble protección que le daba ese cristal y el tapabocas que llevaba en la cara, pero Riley nunca ha necesitado protección porque nunca ha sido miedoso. Su felicidad era lógica: ¡Justo el año en el que cumple su 25º aniversario en Miami Heat llegan otras Finales para la franquicia! Y esta vez por un camino distinto.

El eterno gerente deportivo de Miami Heat llegó a la franquicia en 1995, cuando el jugador de referencia era Alonzo Mourning, logró el primer anillo con los de Florida 11 años después siendo entrenador y general manager. Lo hizo tras fichar a Shaquille O'Neal y unirlo a Dwyane Wade.

Los dos siguientes títulos de la franquicia llegaron estando ya en exclusiva como directivo. Fue cuando Riley juntó en un mismo vestuario a LeBron James, Chris Bosh y el eterno Wade bajo la batuta de un joven e inexperto Erik Spoelstra.

Pero ahora todo es distinto. Siguen en la partida él y Spoelstra, pero todo ha cambiado. Llegó como gran líder Jimmy Butler, un líder generoso, amante del trabajo duro, el sacrificio y el espíritu grupal. Nunca los Heat fueron tan corales como ahora.

Desde los despachos, Riley se hizo con Butler y después con el veterano Iguodala, ya bien avanzada la temporada. El equipo ya contaba con Goran Dragic y con el joven Bam Adebayo, un auténtico robo del draft de 2017, cuando fue seleccionado en el puesto 14º, solo un puesto por detrás de ese otro gran robo de aquel draft llamado Donovan Mitchell.

Pero es que Riley consiguió tener a su servicio un auténtico ejército de novatos de éxito precoz inesperado. Tyler Herro es, como Adebayo, una joya que dejaron pasar muchos. Fue elegido en la posición 13ª del último draft. Mientras, Duncan Robinson y Kendrick Nunn ni siquiera fueron drafteados. En Miami Heat parecen tener buen ojo para el talento joven. En todos ellos confiaron Riley y Spoelstra, como había confiado Riley casi una década antes en el joven Spoelstra para llevar una nave capitaneada nada menos que por LeBron James.

Por cierto, Adebayo y Herro como grandes apuestas en el draft, dos jugadores de Kentucky, precisamente la universidad para la que jugó el joven Pat Riley en los años 60.

Son, por lo tanto, estos Heat un aspirante al título alejado del modo imperante en la NBA, que consiste en reunir a dos o tres estrellas del máximo calibre para dominar la liga. Miami persiguió y está perfeccionando otro modelo, aunque quién sabe si alguna otra estrella se unirá al equipo viendo cómo se las gastan estos Heat.

Riley ya formó parte del modelo estelar en el pasado, y también triunfo así. Fue el entrenador del inolvidable 'showtime' de los Lakers de los 80, aquellos increíbles Lakers de Magic Johnson. Pero también fue capaz de llevar a unas Finales a los Knicks de Pat Ewing con un modelo menos lujoso, ¡qué tiempos aquellos para la franquicia neoyorquina!

Después, ha construido sin cesar en Miami, tanto y tanto tiempo ha estado construyendo en el equipo de Florida que ya lleva 25 años en él como ejecutivo (12 de ellos compaginando el rol en los despachos con el de entrenador). Cinco lustros que le dieron para tener equipos medios, escuadras notables y conjuntos megaestelares.

En busca de su décimo anillo

Pat Riley busca su décimo anillo. Ya lo ha conseguido 9 veces a partir de 4 roles distintos, un abanico exitoso inusual. Como jugador ganó con Lakers un campeonato, como asistente de entrenador consiguió uno también con Lakers, como entrenador jefe acumuló 5 (con Lakers 4 y con Heat uno, este trabajando también como general manager) y como GM sumó 2, ambos con los Heat de LeBron.

Además de esos 9 anillos, perdió 8 Finales más. Un par de ellas como jugador de Lakers y Suns. Cayó 4 veces como entrenador (con Knicks y 3 veces con Lakers) y otras 2 como general manager de Heat. Es decir, ¡la de esta burbuja de Orlando será la 18ª final de la NBA para el bueno de Riley! Palabras mayores.

Tras la enorme felicidad que le ha debido suponer al viejo Riley derrotar en las Finales del Este al también veterano Danny Ainge, su rivalidad desde los años 80 es legendaria e intensa, al actual presidente de Operaciones de Baloncesto de Miami Heat le queda un paso lleno de morbo: enfrentarse a los Lakers, su otro gran equipo, su otro gran amor.

Será un duelo cargado de morbo de ida y vuelta, con Riley y LeBron en el foco de ese viaje de doble dirección.

Pero que nadie dude de que pierda o gane, Riley ya estará pensando en el próximo paso a dar.

Miami ha sido el segundo equipo con mayor carga salarial esta temporada: 133,9 millones de dólares, solo superado por Portland Trail Blazers. Pero los despachos van a tener un trabajo ingente una vez acabe la campaña, ya que el equipo solo tiene comprometidos 67,44 millones para la próxima temporada.

Terminan contrato Goran Dragic, Andre Iguodala, Jae Crowder, Derrick Jones... y también Solomon Hill (12,76 millones este año) y Meyers Leonard (11,3 millones). Son muchos ingredientes a la hora de confeccionar la plantilla. A buen seguro que Riley los lidiará bien mientras saborea o no el décimo anillo.