Houston Rockets no levanta cabeza. El ataque del equipo de Mike D'Antoni va de mal en peor, de modo que a la escuadra de Houston se le hace cada vez más complicado llegar a los 100 puntos. Anoche, en el AT&T Center: 96-89 para San Antonio.
Spurs volvió a jugar sin Rudy Gay y Pau Gasol, que andan renqueantes, pero tuvo, esta vez sí, a un gran LaMarcus Aldridge, líder en pista con 27 puntos y 10 rebotes.
Además, el base Derrick White se desmarcó con 14 tantos y 8 asistencias, lo que equilibró el hecho de que DeMar DeRozan no viviera su mejor noche. Acabó el ex de Raptors con 13 puntos y 11 rebotes tras solo tirar 12 veces a canasta.
San Antonio, que tampoco pudo disponer de Jakob Poeltl, anda ya con marca de 7-4, en las antípodas del paupérrimo 4-7 que presenta Houston.
Lo de Houston tiene poca explicación. Es el desastre absoluto de una ofensiva que maravillaba. Esta vez, el equipo se quedó en un 33,3% en el tiro de campo y un 9 de 41 desde el triple, un desacierto que se hizo todavía más patente en el cuarto final y definitivo, 12 minutos en los que Houston solo metió el 28% de sus tiros.
James Harden (25 puntos) y Eric Gordon (23) fueron sus máximos anotadores, pero a costa de un desacierto en el tiro exagerado. Harden hizo un 7 de 27 en el tiro y Gordon un 10 de 26, ¡pero es que desde el triple totalizaron una serie de 4 de 27!
Chris Paul estuvo muy discreto y el único que se salvó un poco fue Clint Capela, autor de un doble-doble con 17 rebotes.