Russell Westbrook necesitaba 16 rebotes para completar la hazaña personal de convertirse en el primer jugador de la NBA en promediar un triple-doble en 2 temporadas -además consecutivas-, pero a la vez tenía que ayudar al equipo a situarse lo mejor posible de cara a los playoffs.
Pues bien, la cuadratura del círculo llegó a partir de una estrambótica estadística personal de Westbrook, si bien es verdad que el rival, unos Grizzlies con todos sus mejores jugadores fuera de juego, permitía cualquier veleidad deportiva.
El bueno de Russ ya había conseguido esos 16 rebotes en el tercer cuarto entre una ovación atronadora de la grada y tuvo tiempo para capturar 20 en el partido -¡siendo base!-, su mejor marca reboteadora desde que está en la NBA.
Westbrook acabó el partido con solo 6 puntos, pero con 20 rebotes y 19 asistencias -ese doble 20 de rebotes y asistencias hubiera sido la bomba-. Consiguió así promediar un triple-doble en la temporada.
Victoria y ascenso
Encima, su equipo ganó a Memphis 137-123 con 40 puntos de un tremendo Paul George para ascender de un plumazo a la cuarta plaza del Oeste y enfrentarse así en primera ronda a Utah Jazz con el factor cancha a favor. Lo dicho, noche perfecta.
Westbrook acabó la pasada campaña con medias de 31,6 puntos, 10,7 rebotes y 10,4 asistencias en 81 partidos emulando al gran Oscar Robertson de la temporada 1961-1962. Esos números le valieron ser MVP. Y finaliza ésta jugando 80 partidos en los que ha promediado 25,4 puntos, 10,1 rebotes y 10,3 asistencias (líder de la liga), algo que tiene especial mérito al haberse incorporado este año al equipo Paul George y Carmelo Anthony.
El base de Thunder es una máquina tremenda. Y su nombre ya está inscrito en la historia de la NBA con letras de oro. Ya lo estaba. Ahora más.