La NBA ha anunciado la decisión de sancionar al escolta de los Bucks O.J. Mayo con su expulsión inmediata de la liga, con prohibición de volver a ella en un mínimo de 2 años. El motivo ha sido una infracción de las reglas antidopaje de la liga, sin que se sepa exactamente qué sustancia es por la que Mayo habría dado positivo.
La política antidroga de la liga sanciona tanto el uso de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento, el conocido doping, como los positivos por el uso de marihuana, cocaína u otras drogas recreativas o de abuso. Hacía años que no se veía una sanción tan dura como la aplicada a Mayo. El último jugador expulsado de la liga fue Chris Andersen en 2006. Regresó a la liga en 2008.
El hasta hace nada jugador de los Bucks ya recibió una sanción de 10 partidos en 2011, cuando jugaba en Memphis Grizzlies, por dar positivo en DHEA, un precursor de los esteroides. El jugador lo achacó entonces a un error en la toma de un suplemento vitamínico.
Un duro golpe a su carrera
En principio, las reglas de la liga sólo contemplan la expulsión en caso de un tercer positivo por sustancias para mejorar el rendimiento o en caso de dar positivo por drogas de abuso. En esta última categoría se encuadran las anfetaminas, el LSD, la cocaína y los opiáceos como la morfina, codeína o heroína.
La sanción y la prohibición de volver a la NBA en un mínimo de 2 años es un muy duro golpe a la carrera deportiva del jugador, de 28 años.
Mayo era en la actualidad agente libre tras haber disputado la última temporada con los Bucks, con unos promedios de 7,8 puntos y 2,9 asistencias en 26,6 minutos de juego. Su temporada terminó de forma prematura en marzo al fracturarse un tobillo tras caerse por las escaleras de su casa.