Fue una monumental sorpresa. James Harden no entró ni en el primer, ni en el segundo, ni en el tercer mejor equipo de la temporada. De nada le sirvió hacer números estratosféricos y no perderse un solo partido de temporada regular.
El barbudo jugador promedió 29 puntos, 6,1 rebotes y 7,5 asistencias en 38,1 minutos de acción. Jugó 82 partidos. Y logró una eficiencia media de 27,8. Todo ello insuficiente.
En la carrera por el MVP tan solo consiguió 9 apoyos para quedar noveno, muy lejos de los grandes. Y después no fue capaz de incrustarse en ninguno de los 3 mejores equipos de la NBA.
Parece claro que a Harden le penalizó su escaso compromiso defensivo. Pero por esa regla de tres, DeAndre Jordan nunca podría haber entrado en el mejor quinteto de la liga vista su limitada capacidad ofensiva. Sea como fuere, Harden sigue sin verlo claro.
Ahora, pasado ya un tiempo, responde así cuando se le pregunta por su exclusión: "No tengo una respuesta. No lo sé". Y reconoce que le ha dado vueltas a la cabeza a la situación y que sigue sin encontrar una explicación.