ANÁLISIS

Los Bulls y Derrick Rose, una relación en el alambre

La ilusión vuelve a reinar en el United Center después de muchas desilusiones

Ángel Mustienes |

Parece claro que los aficionados de los Bulls viven en un continuo desasosiego. Cada vez que Derrick Rose fuerza una jugada, en la grada se mezcla la ilusión por volver a ver la mejor versión de su ídolo con el temor a que se rompa de nuevo.

Buena prueba de ello fue el Chicago-Cleveland, partido en la cumbre del Este en el que el base mostró estar finísimo poco antes de torcerse un tobillo y apartarse obligado del partido. Ese equilibrio en el alambre de Rose, entre el cielo y el infierno, sin términos medios, marcará la temporada del equipo de Thibodeau.

Nadie debería dudar de que si Rose mantiene el baloncesto que mostró en la primera parte ante los Cavs, los Bulls aspirarán a todo. Y su aspiración sonará a candidatura completamente creíble y con altas probabilidades de éxito.

A la estrella antaño rota, al base -todavía más antaño- casi perfecto, se le vio intenso, explosivo, ambicioso, sin miedos. Además, certero desde la media y larga distancia (desgraciadamente ha tenido mucho tiempo para practicar). Se le vio mentalmente recuperado. Ejerciendo de líder. Tirando del carro. Como si hubiera regresado a su juego MVP desde la doble vertiente física y mental. Con este Rose, Chicago puede ser un equipo casi infranqueable teniendo en cuenta lo que ha llegado a Illinois.

Grandes añadidos

Las llegadas de Pau Gasol, Nikola Mirotic y Doug McDermott le otorga una profundidad al equipo marcada por la calidad ofensiva. La de Pau Gasol es la de más inmediato impacto, sin duda, pero Mirotic y McDermott pueden ser a medio y largo plazo una bicoca para la franquicia.

Un quinteto formado por Rose, el infravalorado Butler, Dunleavy, Gasol y Noah es mucho, pero aún lo es más si tiene cubierta su espalda por jugadores como Hinrich, Brooks, McDermott, Mirotic o Gibson, sexto hombre de lujo este gran Gibson, que podría jugar de titular en muchísimos equipos y que ofreció ya en pretemporada, como Butler, un gran nivel de juego.

Todo ello con un entrenador contrastado sobre el que pesan pocas dudas. Un Thibodeau que podrá añadir a su intensa concepción defensiva un toque de magia ofensiva al contar con esta nómina de jugadores. En la Ciudad del Viento se relamen.

En definitiva, importantes las llegadas, importantes los jugadores que se han quedado, importante el cuerpo técnico, importante el peso ganador de la franquicia,
pero lo decisivo, lo que se dice verdaderamente decisivo, descansa sobre unas rodillas: las de Derrick Rose. Y penden de un hilo.