El baloncesto venezolano va a seguir la próxima temporada de la Liga Universitaria de Estados Unidos con más expectación, si cabe, que las campañas anteriores. Y es que a la conocida inclusión en la competición de Greivis Vásquez, David Cubillán y Robert Palacios se suma este año la del jovencísimo Gregory Echenique.
Echenique jugará en la Universidad de Rutgers, que se convierte así en un equipo con enorme atractivo para el mundo hispano, ya que incluye esta temporada a dos de los novatos hispanos más prometedores de los últimos años, al propio Echenique y al puertorriqueño Mike Rosario, del que ya les hablamos hace unas semanas.
El pívot venezolano de 17 años (nació el 23 de noviembre de 1990) y 2,08 de altura está llamado a ser un gran jugador. Ya lo fue en su etapa de High School en St Benedict’s Prep, escuela de Nueva Jersey en la que demostró su valía, lo que le sirvió para colocarse entre los mejores hombres altos de su edad de todo Estados Unidos. De hecho, se situó en el puesto número 17 entre los mejores pívots de todos los equipos de Secundaria del país.
Tras ser cortejado por universidades de la talla de Duke, Florida, Ohio State, Pittsburgh o Miami, el jugador sudamericano se decidió por un equipo con menor prestigio como es Rutgers. La decisión descansa en su interés por hacerse un hueco en la NCAA, lo que le ha llevado a escoger una universidad en la que podrá tener una mayor oportunidad de jugar minutos.
En el poderoso ‘Big East’
Rutgers le permitirá, además, mostrarse a importantes audiencias, ya que el equipo se encuadra en la poderosa ‘Big East’, integrada por universidades como Notre Dame, Louisville, UConn, Pittsburgh, Villanova, Marquette, Syracuse o Georgetown, entre otras.
A las órdenes de Fred Hill, el joven jugador espera ir creciendo deportiva y personalmente y consolidarse en la NCAA.
Con el número 0 a la espalda, Echenique, que puede jugar como ala-pívot y como pívot, intentará imponer en la zona su tremendo físico. Aunque en su primer año en la competición no será fácil.
Greg Echenique firmó con Rutgers a finales de mayo, y ya entonces su entrenador no reparó en elogios hacia su nuevo fichaje. Hill afirmó que se trata de un jugador de un formidable talento y dijo que “es un joven muy intuitivo y listo”.
Los ojeadores no pueden ser más claros por lo que respecta al potencial que encierra el venezolano.
Se le define como un jugador poderoso en la pintura, excelente en el rebote en los dos lados de la cancha, con poderosos movimientos en la zona que incluyen un buen movimiento de pies y un adecuado uso del cuerpo y los codos, tiene buenas manos, es un sólido finalizador y pasa bien desde el poste alto y desde el poste bajo. Además, corre aceptablemente la cancha si se tiene en cuenta su gran corpulencia.
Sin embargo, se trata de un jugador joven, por lo que habrá que pulir aún muchos detalles de su juego, que todavía está por hacerse.
Buenos números con Venezuela
El jugador criollo ha sido internacional con la elástica de su país en las categorías inferiores y su rendimiento ha sido más que notable.
El mejor ejemplo de ello es su espectacular actuación en el FIBA Americas sub-18 en el que Venezuela terminó quinta y Echenique fue la indiscutible estrella: máximo encestador del torneo con una media de 22,2 puntos, a los que añadió 13,6 rebotes, 3,6 tapones y un porcentaje de 2 de un 57,4%.
Y es que de casta le viene al galgo, ya que el jugador de Rutgers es hijo de José Echenique, jugador internacional venezolano de mediados de la década de los 80, una auténtica figura en la liga de su país.