
La NBA está cambiando, y no todos están celebrando la evolución. En una reciente aparición en The Dawg Talk Podcast, John Wall, exestrella de los Washington Wizards, lanzó una advertencia que resuena: los bases tradicionales, esos maestros desinteresados que priorizan el juego colectivo, están desapareciendo. ¿Es el fin de una era en la NBA? La reflexión de Wall invita a explorar un cambio profundo en el baloncesto moderno.
El lamento de Wall: La esencia perdida del base
John Wall, cinco veces All-Star y uno de los mejores pasadores de su generación, conoce de primera mano el arte de ser un base clásico. Durante su auge con los Wizards, lideró la liga en asistencias, dirigiendo la ofensiva con velocidad, visión y un enfoque altruista. “Siempre quise hacer mejores a mis compañeros, que ellos brillaran y ganaran contratos importantes”, explicó Wall. Para él, ser un base iba más allá de anotar: se trataba de elevar al equipo, de leer el juego y crear oportunidades.
Sin embargo, Wall observa un cambio en la NBA. “Ahora ves a dos escoltas jugando como bases. No buscan crear para otros, solo quieren anotar”, afirmó. En una liga obsesionada con los puntos y los highlights, los bases tradicionales están siendo reemplazados por jugadores más versátiles, a menudo combo-guards o ball-handlers con mentalidad anotadora. Wall no critica el talento actual, sino que lamenta la pérdida de un estilo que definía a los grandes directores de orquesta.
Cita a Tyrese Haliburton y Chris Paul como excepciones. Haliburton, con su ritmo vertiginoso y visión en transición, y Paul, un veterano que sigue siendo un maestro en el pick-and-roll, mantienen viva la esencia del base clásico. Otros como Trae Young, De’Aaron Fox y Darius Garland también combinan anotación con creación, pero la lista se acorta rápidamente. Jugadores como Jalen Brunson, Devin Booker o Tyrese Maxey, aunque brillantes, se inclinan más hacia el rol de combo-guard, mientras que Luka Doncic y James Harden dominan el balón con un enfoque más individualista.
Un juego transformado: ¿Hacia dónde va la NBA?
La reflexión de Wall pone el foco en una tendencia clara: la NBA valora cada vez más a los jugadores que generan su propio tiro y dominan ofensivamente. Stephen Curry, aunque listado como base, es un caso aparte. Su capacidad para romper defensas con su tiro y movimiento sin balón lo convierte en un sistema en sí mismo, más que en un base tradicional. Shai Gilgeous-Alexander, MVP reinante, es otro ejemplo de un guardia que prioriza la anotación sobre la creación colectiva.
Esta evolución, aunque espectacular, deja atrás la esencia que Wall defendía: el base que hace mejores a todos. “No estoy aquí solo para correr”, dijo Wall, subrayando la frustración de los bases que sacrifican su juego para defender a los mejores rivales sin recibir el balón. En su visión, un base clásico no solo controla el ritmo, sino que equilibra el egoísmo con la generosidad, asegurando que el equipo prospere. Sin embargo, la NBA moderna premia a los “dominadores del balón”, jugadores que combinan anotación y visión, pero que a menudo priorizan su propia producción.
Como observador privilegiado, Wall señala lo que se pierde en esta transformación: una generación de bases que medían su grandeza por el impacto en sus compañeros, no solo por los puntos en el marcador. Mientras la NBA sigue evolucionando hacia un estilo más individualista, nombres como Haliburton y Paul son recordatorios de lo que el base clásico aportaba. La pregunta persiste: ¿pueden los verdaderos directores de orquesta sobrevivir en esta nueva era?