
Dentro de las canchas de la NBA, donde las leyendas se forjan con sudor y precisión, los San Antonio Spurs emergen de las sombras con un rugido que nadie anticipaba. Un joven gigante francés, con la gracia de un base y la fuerza de un pívot, lidera un equipo que rompe moldes históricos en su quincuagésimo aniversario. ¿Es este el amanecer de una dinastía renovada, o solo un espejismo en el desierto texano? La respuesta yace en los números que Wembanyama escribe con cada punto, prometiendo una campaña que podría eclipsar incluso las glorias pasadas.
El arranque histórico que rompe con la tradición Spurs
El Frost Bank Center vibraba con una energía contenida el jueves por la noche, cuando los San Antonio Spurs sellaron su victoria por 107-101 ante unos Miami Heat que entraban como una máquina anotadora, promediando 131,5 puntos por encuentro. Para el equipo texano, ese triunfo no fue solo dos puntos en la tabla: marcó el primer inicio invicto de 5-0 en los 53 años de historia de la franquicia, un hito que ni siquiera las eras doradas de Tim Duncan o Gregg Popovich lograron.
En tres temporadas previas de reconstrucción, con un balance de 78 victorias y 168 derrotas, los Spurs habían sufrido rachas de cinco caídas seguidas en once ocasiones; ahora, invertían la narrativa con una solidez que habla de madurez precoz. Victor Wembanyama, el pívot de 21 años seleccionado como el número uno del draft de 2023, fue el arquitecto de esta hazaña. En 40 minutos de un duelo físico que puso a prueba cada fibra de sus 2,24 metros de estatura, sumó 27 puntos con 10 de 23 en tiros de campo, capturó 18 rebotes y repartió seis asistencias, complementados por cinco tapones, todos en la segunda mitad, tres de ellos en el cuarto decisivo.
“No fue casualidad”, declaró Wembanyama postpartido. “Trabajamos por esto. Empezamos fuerte y debemos prolongarlo todo lo posible”. Este arranque no es un golpe de suerte, sino una respuesta colectiva a la presión. Miami, con un 3-2 y el ritmo vertiginoso de Erik Spoelstra, remontó un 17-1 en el último cuarto impulsado por los 31 puntos de Bam Adebayo, pero los Spurs contraatacaron con un 8-3 final. Wembanyama, quien consultó con leyendas como Kevin Garnett y Hakeem Olajuwon en el verano para pulir su juego en el poste, ha comenzado su camino por el MVP.
El motor colectivo y las sombras de un futuro brillante
Más allá del fenómeno Wembanyama, los San Antonio Spurs despliegan una química que evoca las raíces del equipo: defensa tenaz y ejecución impecable en los momentos críticos. Stephon Castle, el base de segundo año y Novato del Año, firmó 21 puntos con siete de doce en tiros, seis rebotes, ocho asistencias y cuatro robos, demostrando la versatilidad que lo convirtió en la cuarta elección de 2024. Devin Vassell, seleccionado en 2020 y aún sin playoffs en su haber, aportó 17 puntos y nueve rebotes, con triples oportunos que sellaron el destino. “Estoy harto de perder”, confesó Vassell, en su séptima campaña.
El entrenador Mitch Johnson, tras la era Popovich, ha infundido una identidad adaptable: alineaciones con dos grandes para dominar la pintura o múltiples guardias para acelerar el tempo. Seis compañeros de Wembanyama alcanzaron dobles figuras ante Miami, y el novato Dylan Harper sumó 13 puntos y cuatro asistencias desde el banquillo. Esta profundidad se prueba en ausencias como la de De’Aaron Fox.
Los Spurs, enfrentan ahora un calendario más exigente: visita a Phoenix el domingo, seguido de un duelo televisado ante unos Lakers mermados el miércoles. Wembanyama, que jugó 122 partidos en sus dos primeras temporadas con un 42% en triples, ha elevado su físico este verano, ganando masa para resistir contactos sin perder agilidad. Para una franquicia con ocho selecciones de lotería en seis drafts, incluyendo trueques astutos como el de Dejounte Murray por tres primeras rondas, este 5-0 es el comienzo de una nueva era en la NBA.





















