
Los Lakers navegan un verano de movimientos calculados, pero un rumor reciente ha encendido las alarmas en Hollywood: la posible llegada de un alero versátil que podría fortalecer su defensa y profundidad. Sin embargo, el presidente de operaciones de los Heat, Pat Riley, parece ser el guardián de una puerta que no se abre fácilmente. ¿Celos del pasado o estrategia fría? Esta tensión entre Miami y Los Ángeles podría definir el destino de un contendiente del Oeste.
Pat Riley podría cambiarlo todo
Los Lakers, tras un offseason marcado por la llegada de Deandre Ayton, buscan reforzar su perímetro para aspirar a playoffs y mucho más allá en 2025-26. Andrew Wiggins, actualmente en Miami Heat, ha surgido como objetivo principal, con conversaciones preliminares entre ambos equipos reportadas por Shams Charania de ESPN. Wiggins, de 30 años y 1,98 metros, llegó a Heat en febrero de 2025 como parte del paquete por Jimmy Butler a Golden State, promediando 19 puntos, 4,2 rebotes y 3,3 asistencias en 60 juegos de 2024-25.
Su contrato de 28,2 millones para 2025-26 lo hace accesible, pero Miami exige una primera ronda de Draft, un precio que Los Ángeles considera elevado. El obstáculo principal radica en Pat Riley, presidente de Heat desde 1992 y artífice de dinastías con Kobe Bryant en Lakers y LeBron James en Miami. Un ejecutivo anónimo de la NBA, consultado por Lakers Daily, declaró que quedaría “atónito” si Riley aprobara el traspaso, argumentando que el veterano directivo no quiere ayudar a James, con quien mantiene una relación tensa desde la salida del alero de Miami en 2014. Riley, de 80 años, expresó públicamente su frustración por la decisión de James de regresar a Cleveland tras cuatro Finales consecutivas y dos títulos.
A pesar de reconocer años después que James “hizo lo correcto”, el resentimiento persiste, según el ejecutivo. Este rumor no es aislado: Heat y Lakers han explorado acuerdos en el pasado, pero la historia personal de Riley, exjugador y entrenador de Lakers con cinco anillos, complica las cosas. Wiggins, campeón en 2022 con Warriors y promediando 18,5 puntos en carrera con 4,5 rebotes, encajaría perfectamente al lado de Doncic y James, con posibilidades de elevar la defensa de Lakers. No obstante, Miami, en transición con Herro lesionado y dependiendo netamente de Adebayo, ve en Wiggins un pilar importante para la ofensiva.
La tensión histórica: Riley y James, un legado con espinas
La relación entre Pat Riley y LeBron James, forjada en Miami con dos campeonatos en 2012 y 2013, se dañó en 2014 cuando James optó por volver a Cleveland, dejando a Heat en reconstrucción. Riley, quien reclutó a James en 2010 con un “super equipo” junto a Wade y Bosh, sintió la traición como un golpe personal, declarando en una rueda de prensa que el alero “no hizo lo correcto al principio”. Años después, en 2020, Riley suavizó su postura, admitiendo que James priorizó familia, pero el ejecutivo anónimo insiste en que el rencor late, especialmente contra Lakers, donde Riley ganó cuatro anillos como jugador y uno como entrenador en los 80.
Este “beef” personal influye en negociaciones: Heat rechazó ofertas de Lakers por Butler en 2023 por motivos similares, priorizando no fortalecer a James. Riley, con múltiples anillos como ejecutivo, construye en Miami un núcleo con Adebayo y Herro, por lo que ve en Wiggins un activo valioso para competir en el Este. En un mercado NBA donde rencores personales moldean traspasos, como el de Kyrie Irving en 2017, la dinámica Riley-James recuerda que el baloncesto trasciende la cancha. Para Lakers, esta saga no es solo negocio: es un recordatorio de que en la liga, las heridas tardan en sanar.