
Damián Lillard, el base que definió una era en Portland, regresa al foco con palabras que desafían el escepticismo. Ausente por lesión en esta temporada 2025-26, su reflexión sobre el equipo que lo vio nacer despierta interrogantes: ¿Es este el grupo soñado que promete gloria renovada? En un Oeste implacable, su diagnóstico franco podría reescribir el destino de los Trail Blazers. Sumérgete en su perspectiva para entender el futuro que crea expectativa.
La reflexión de Damián Lillard sobre el núcleo que siempre anheló
Damián Lillard, de 35 años y con una carrera que suma 769 partidos en sus primeras 11 temporadas con los Trail Blazers, donde promedió 25,2 puntos, 4,2 rebotes y 6,7 asistencias, ha roto el silencio. Cortado por los Milwaukee Bucks con dos años de contrato restantes tras una rotura de Aquiles en los playoffs de 2024-25, firmó en julio de 2025 un acuerdo de dos años por 42 millones de dólares con Portland, incluyendo una cláusula de no intercambio y opción de jugador para 2027-28. Ahora, desde su rol de mentor, evalúa un roster que, según él, representa el complemento perfecto para su estilo.
En una entrevista reciente, Lillard expresó con crudeza su entusiasmo por esta plantilla, que considera el resultado de un destino caprichoso. “Todavía creo que tengo mejores momentos por delante. Todo está sucediendo de una manera extraña. ¿Cuáles son las posibilidades de que rompa mi Aquiles y me renuncien con dos años más? Y el primer equipo en el que pienso – y el primer equipo que me contactó – ¿son los Blazers? Y yo estando de vuelta aquí… Sabes, tuve que irme lejos para que este equipo se armara. Y ahora es un equipo en el que hubiera querido jugar durante años. Así que ahora tengo un año para conectarme con este equipo mientras construyo mi cuerpo para prepararme para ir” aseguró el experimentado base.
El núcleo actual, con Deni Avdija emergiendo como candidato a All-Star gracias a sus 25,9 puntos y 6,7 rebotes por partido, y Shaedon Sharpe promediando más de 20 puntos pese a un 30 por ciento en triples, ofrece a Lillard el equilibrio que siempre buscó: juventud atlética con toques de experiencia. Jugadores como Toumani Camara, el suizo versátil en defensa, y Scoot Henderson, que encuentra su ritmo tras lesiones, forman un perímetro dinámico. Jrue Holiday, aún a alto nivel con 18,5 puntos y 4,3 asistencias, añade madurez, mientras Donovan Clingan y Yang Hansen se perfilan como centros del mañana.
El retorno de Lillard y las decisiones que definirán el futuro de Portland
La directiva enfrenta dilemas clave: ¿Comercializar a Jerami Grant por activos, considerando su contrato de 34 millones anuales, o retenerlo como ancla? Robert Williams, cuyo acuerdo expira en junio de 2026, podría intercambiarse antes del deadline por una selección de segunda ronda, liberando espacio para una estrella complementaria. El núcleo proyectado para 2026-27 Avdija, Camara, Sharpe, Henderson y Holiday, con Clingan y Hansen en desarrollo ofrece mucha versatilidad.
Portland debe sus picks de primera ronda a Chicago (protegida top-14), pero posee swaps con Milwaukee en 2028 y 2030, herramientas valiosas para atraer otros talentos. En sus declaraciones, Lillard no solo valida este grupo, sino que se posiciona como catalizador: su regreso, previsto para el training camp de 2026, podría elevar el rating ofensivo del equipo, actualmente en 121,1 puntos por juego, a niveles de contendientes.
Esta sinceridad de Damián Lillard inyecta optimismo en una franquicia que ha enfrentado muchas inconsistencias en la última temporada. En un panorama donde el Oeste se vuelve más competitivo, con Nuggets y Rockets pisando talones, el regreso de Lillard podría transformar a los Trail Blazers de play-in a playoffs reales, siempre que las decisiones de offseason alineen con su sueño colectivo.





















