
En el torbellino de noticias NBA, Anthony Davis, la estrella de los Dallas Mavericks, ha captado la atención al someterse a una cirugía para reparar un desprendimiento de retina sufrido durante la temporada 2024-25. Este procedimiento, marca un capítulo más en la carrera de un jugador acostumbrado a superar adversidades físicas. A sus 32 años, Davis se prepara para liderar a un equipo en transición, con la mira puesta en el campamento de entrenamiento de septiembre.
Una lesión silenciosa que no detuvo su brillo
El desprendimiento de retina, una condición ocular seria que puede comprometer la visión si no se trata, fue el motivo que llevó a Anthony Davis al quirófano este verano. Según fuentes cercanas al equipo, la lesión ocurrió durante la temporada pasada, probablemente agravada por múltiples golpes en el rostro, incluido un incidente notable el 2 de abril de 2025 contra los Atlanta Hawks, donde un codazo accidental de su compañero Daniel Gafford le causó una laceración sobre el ojo derecho que requirió cuatro puntos de sutura. A pesar del dolor y la gravedad del problema, Davis continuó compitiendo, mostrando su resiliencia al promediar 24.7 puntos, 12.6 rebotes, 3.5 asistencias y 2.2 tapones en 51 partidos entre los Lakers y los Mavericks.
Su paso por Dallas, tras llegar en un traspaso monumental que envió a Luka Doncic a Los Angeles, estuvo marcado por altibajos. En su debut con los Mavericks, Davis deslumbró con 26 puntos, 16 rebotes, 7 asistencias y 3 tapones, pero una lesión en el aductor izquierdo lo marginó durante seis semanas. A pesar de jugar solo 11 partidos con el equipo, incluyendo dos en el play-in donde promedió 33.5 puntos, su impacto fue innegable. La cirugía ocular, realizada con láser para prevenir un desprendimiento total, no debería afectar su preparación para la temporada 2025-26, y los Mavericks confían en que estará al 100% para el inicio del campamento de entrenamiento.
El peso de liderar a unos Mavericks en reconstrucción
La salud de Davis es crucial para un equipo que enfrenta una temporada de grandes expectativas, pero también de retos significativos. Con Kyrie Irving fuera por una rotura de ligamento cruzado anterior que lo mantendrá alejado gran parte del año, Davis será el pilar de un roster que combina experiencia con juventud. La llegada de Cooper Flagg, seleccionado como la primera elección global del draft de 2025, y la incorporación de D’Angelo Russell en la agencia libre, añaden profundidad a un equipo que busca redimirse tras no clasificar a los playoffs la temporada pasada.
El historial médico de Davis, sin embargo, sigue siendo una preocupación. A lo largo de su carrera, ha lidiado con múltiples lesiones, desde problemas abdominales hasta dolencias en la rodilla y el aductor. Su renuencia a usar gafas protectoras, a pesar de antecedentes de lesiones oculares desde la secundaria, podría llevar al cuerpo técnico de los Mavericks a insistir en medidas preventivas.
La NBA ha visto casos similares, como los de Amar’e Stoudemire y Dirk Nowitzki, quienes se recuperaron exitosamente de problemas de retina, lo que genera optimismo sobre el pronóstico de Davis. Con un promedio de carrera de 24.1 puntos y 10.7 rebotes en 787 partidos, Davis sigue siendo uno de los jugadores más dominantes de la liga. Su capacidad para liderar en ambos lados de la cancha será vital para los Mavericks, que aspiran a competir en una Conferencia Oeste feroz.