
Nikola Jokic, el pívot serbio que ha transformado el baloncesto moderno, acaba de superar a una leyenda como Kareem Abdul-Jabbar en un récord que pocos imaginaban al alcance de un jugador de su posición en la NBA. Con 5.667 asistencias en su carrera, Jokic no solo lidera la historia entre los centros, sino que genera debates sobre su lugar entre los más grandes. ¿Cómo un gigante de 2.11 metros se convirtió en el mejor asistidor? Este hito, sin duda que invita a explorar su impacto único en la liga.
El momento que definió el récord para Jokic
En la noche del 18 de diciembre, durante la victoria de los Nuggets sobre el Magic de Orlando por 126-115, Nikola Jokic selló su lugar en los libros de historia. Entró al partido necesitando solo seis asistencias para igualar las 5.660 de Abdul-Jabbar, pero terminó con 13, elevando su total a 5.667. Incluso, fue un triple-doble más en su cuenta: 23 puntos, 11 rebotes y esas asistencias clave que impulsaron al equipo.
Este logro no surgió de la nada. A los 30 años, Jokic está en su mejor momento, promediando 29.6 puntos, 12.3 rebotes y 10.9 asistencias por partido en la temporada 2025-2026, con un impresionante 61.2% en tiros de campo. Ha jugado 771 encuentros en su carrera, acumulando no solo números, sino una influencia que redefine el rol de los grandes. Su visión de juego, comparable a la de un base, permite lecturas rápidas y pases precisos que desarman defensas.
Por otro lado, Abdul-Jabbar, con sus 5.660 asistencias en 1560 partidos, representaba una era diferente, donde los pívots dominaban cerca del aro. Jokic, en cambio, lo hizo en solo 771 juegos, destacando su eficiencia. Este contraste subraya la evolución del deporte, de centros tradicionales a facilitadores versátiles. Jokic ocupa ahora el puesto 50 en la lista histórica de asistencias, por detrás de figuras como John Stockton con 15.806, pero su ascenso continúa
El legado único de un asistidor extraordinario
Más allá de los números, Nikola Jokic representa una personalidad que lo hace impredecible. Tras romper el récord, minimizó el hito en una entrevista: “Esas cosas son para después de la carrera, para sentarme en el porche con una cerveza y contar mentiras a mis hijos”. Esta humildad contrasta con su genialidad en la cancha, donde opera como un director de orquesta, distribuyendo el balón sin ego. Su preferencia por los caballos sobre desfiles de campeonato refuerza esa imagen de un hombre común haciendo cosas extraordinarias.
En la temporada actual, Jokic lidera la liga en rebotes y asistencias, con 13 triples-dobles incluidos finalizando el mes de diciembre. Su tiro de tres puntos al 42.6% en cinco intentos por juego añade una dimensión ofensiva que pocos pívots han igualado. Esto lo hace candidato a otro premio al Jugador Más Valioso, al mismo tiempo, su juego eleva a compañeros como Murray y eleva a Denver como contendiente al título. Con años por delante, este récord podría volverse inalcanzable, ya que su enfoque en el equipo sobre lo individual acelera su acumulación de asistencias.
Este récord no solo celebra a Jokic, sino que inspira a futuras generaciones. En una liga cada vez más rápida, su capacidad para leer el juego desde la pintura cambia completamente cualquier teoría dentro del baloncesto. Denver, con él al mando, apunta a un segundo anillo de campeón, consolidando su estatus como uno de los más completos en la historia. El debate sobre su grandeza apenas comienza, pero los hechos hablan, Jokic no solo supera récords, sino que redefine lo posible para un pívot.





















