
El mercado NBA, siempre con movimientos que definen temporadas enteras, acaba de entregar un golpe maestro en New Orleans. Un veterano de la liga, con un currículo que incluye honores individuales y títulos colectivos, llega para reforzar la pintura de los Pelicans justo cuando Zion Williamson necesita apoyo. Esta firma, genera gran expectación: ¿será el complemento perfecto para elevar al equipo en el Oeste, o un parche temporal en un proyecto ambicioso?
La llegada de DeAndre Jordan: Experiencia para una frontcourt en crisis
DeAndre Jordan, el pívot de 37 años que ha navegado la NBA durante casi dos décadas, ha aterrizado en los Pelicans con un acuerdo que busca estabilidad inmediata en la zona interior. Fichado tras su salida de Denver, donde pasó las últimas tres campañas como mentor y suplente fiable, Jordan trae una presencia que trasciende lo estadístico: su rol como líder en el vestuario y su instinto para los rebotes ofensivos son justo lo que Nueva Orleans necesita para rodear a su estrella principal.
El equipo, que abrió la temporada con una derrota ajustada ante Memphis y otra ante los Spurs, ha lidiado con ausencias tempranas en la pintura, como la lesión de Kevon Looney en la rodilla izquierda y dudas sobre Yves Missi por un tobillo resentido. Jordan, conocido por su ética incansable y capacidad para terminar jugadas en transición, encaja en el esquema de Willie Green, que prioriza la defensa física y el juego colectivo. Su llegada no es solo un relleno; es una respuesta a la vulnerabilidad expuesta en el debut, donde los Grizzlies explotaron la falta de profundidad bajo el aro. Para Williamson, que ha lidiado con ausencias recurrentes en su carrera, tener un veterano como Jordan significa menos carga en rebotes y bloqueos, permitiéndole enfocarse en su explosividad única.
Este movimiento, posiciona a los Pelicans como un equipo que no espera: actúa con precisión en un mercado donde los contendientes del Oeste, como Denver y Oklahoma City, no dejan espacio para errores. La elección de Jordan refleja la filosofía de Nueva Orleans: apostar por experiencia probada en lugar de promesas sin pulir. Con novatos como Derik Queen y Hunter Dickinson en desarrollo, el pívot ofrece minutos de calidad en rotación, especialmente en duelos contra los contendientes del oeste.
El impacto en Williamson y el proyecto Pelicans: Un paso hacia la élite
Zion Williamson, el motor ofensivo de los Pelicans, ha visto su juego elevado por compañeros que lo liberen de la presión constante. Jordan, con su habilidad para capturar rebotes ofensivos y finalizar con autoridad cerca del aro, podría ser ese aliado perfecto, permitiendo a Zion brillar en transiciones y pick and rolls sin desgastarse en duelos aislados. En Denver, Jordan demostró ser un mentor discreto pero efectivo, guiando a jóvenes en momentos clave; ahora, en Nueva Orleans, su rol podría extenderse a orientar a Missi y Dickinson, acelerando su adaptación a la liga.
Este fichaje no resuelve todo: los Pelicans aún navegan lesiones y la integración de nuevos elementos, pero envía un mensaje claro en el mercado NBA. Con un payroll controlado y espacio para maniobras futuras, Willie Green gana opciones para rotar en una frontcourt que ha sido talón de Aquiles. Para Williamson, que ha jugado menos de 70 partidos por temporada en su carrera, tener un pívot como Jordan significa protección en la pintura y oportunidades para explotar mismatches.
En el Oeste, donde los Thunder defienden título, los Pelicans necesitan profundidad para competir. Jordan, agente libre tras su paso por siete equipos, elige Nueva Orleans por su potencial: un proyecto alrededor de Zion que recuerda su era en Clippers, donde fue dos veces líder en rebotes.





















