En el agitado mercado NBA, donde cada movimiento define temporadas enteras, los Indiana Pacers dan un paso audaz para combatir una plaga de lesiones que ha dejado su roster en ruinas. Con estrellas clave en la enfermería y un inicio de 1-6 que duele, la llegada de un jugador de 24 años despierta esperanza y escepticismo. ¿Podrá esta incorporación temporal estabilizar el frente interior y avivar el fuego de una franquicia en crisis?
La tormenta de lesiones que azota a Indiana
El Gainbridge Fieldhouse, testigo de glorias pasadas, ahora alberga un equipo fracturado por ausencias que parecen no tener fin. Los Pacers, subcampeones del Este en la 2024-25 tras caer en las Finales ante Oklahoma City, han visto su profundidad evaporarse en solo seis juegos. Tyrese Haliburton, el cerebro de 25 años que promediaba 20.7 puntos y 10.9 asistencias la temporada pasada, se pierde toda la campaña por una rotura del tendón de Aquiles sufrida en el séptimo partido de las Finales.
Su vacío en la creación de juego ha forzado alineaciones improvisadas, con partidos donde ni siquiera un base titular pisaba la cancha al inicio. A esta catástrofe se suman Bennedict Mathurin, con un esguince en el dedo gordo del pie derecho que lo deja semana a semana tras sus 14.3 puntos iniciales; Andrew Nembhard, con una distensión en el hombro izquierdo que lo aparta de sus 9.2 asistencias por duelo; y T.J. McConnell, con una lesión en el isquiotibial que lo mantiene fuera hasta al menos el 9 de noviembre. El golpe definitivo llegó con Obi Toppin, el alero de 27 años que emergió como suplente clave con 10.5 puntos y 4.1 rebotes en 79 juegos el año anterior: una fractura de estrés en el quinto metatarsal del pie derecho requiere cirugía y lo deja en el dique seco hasta febrero de 2026.
Esta avalancha ha diezmado a siete de los nueve jugadores top en minutos de la campaña anterior, dejando solo a Pascal Siakam, Aaron Nesmith y Ben Sheppard como pilares sanos de aquel núcleo finalista. Siakam, el camerunés de 31 años, carga el equipo con 24.6 puntos y 9.8 rebotes por encuentro, un 48% en tiros de campo que lo posiciona como MVP interino, pero el desgaste es evidente en un 1-6 que incluye derrotas abultadas como el 128-108 ante Atlanta.
El perfil de Robinson-Earl: ¿el parche ideal para el frente interior?
Jeremiah Robinson-Earl, el ala-pívot de 2.06 metros y 104 kilos seleccionado 32º por Nueva York en 2021 y traspasado a Oklahoma City, aterriza en Indiana tras cuatro años nómadas que lo vieron brillar en flashes pero sin asentarse. Drafteado de Villanova, donde promedió 15.7 puntos, 8.5 rebotes y 2.2 asistencias. En New Orleans en 2024-25, disputó 66 encuentros con 6.3 puntos, 4.8 rebotes y 1.3 asistencias en 18.8 minutos, disparando un sólido 45.5% de campo y 34.1% en triples (56 de 164 intentos), números que lo pintan como tirador versátil capaz de espaciar la cancha.
Su paso por Dallas en pretemporada, 7.3 puntos en cuatro juegos, no bastó para el corte, pero el llamado de los Pacers llegó el 1 de noviembre, firmando un contrato de 10 días por 131.000 dólares que expira el 10. Horas después, debutó ante Golden State con un rebote en nueve minutos durante la victoria que rompió la racha de cinco derrotas.
Carlisle lo elogió por su “tamaño y versatilidad”, destacando su experiencia en posiciones 3, 4 y 5, ideal para rotaciones mermadas. Robinson-Earl podría complementar a Siakam en pick and rolls y transiciones, donde Indiana promedia 14.2 puntos en contraataque pero flaquea en la pintura (48.2 puntos permitidos). Sin embargo, su historial de inconsistencia y bajo impacto defensivo plantean dudas. ¿Rellenará el vacío de Toppin en versatilidad atlética? Con retornos inminentes como Nembhard y McConnell, y Mathurin semana a semana, este fichaje genera mucha expectativa.
Freddy Díaz, nacido en Caracas, Venezuela, es un apasionado del deporte con 5 años de experiencia en creación de contenido, redacción de noticias, editoriales y pronósticos deportivos. Especializado en baloncesto, disciplina que practica desde los 8 años, vive y siente el deporte como parte esencial de su vida. Su conocimiento práctico y analítico lo convierten en una voz autorizada, combinando experiencia en la cancha con una sólida trayectoria en el mundo del periodismo y análisis deportivo.
