
LeBron James, ícono eterno de la NBA en su vigésima tercera campaña, ha desatado una oleada de reflexiones al confesar en un podcast reciente cuál fue el punto más alto de su dominio. No se trata de un título o un premio individual, sino de una sensación de invencibilidad que lo marcó para siempre. Esta revelación, obliga a revisitar su trayectoria y cuestionar si la plenitud física eclipsa incluso las coronas. ¿En qué año se sintió LeBron James capaz de todo?
La temporada que LeBron nombra como su cima personal
En el episodio de su podcast “Mind the Game” junto a Steve Nash, emitido el 9 de noviembre de 2025, LeBron James no dudó al identificar su versión más completa. “La temporada 2017-18. Sentía que no podía equivocarme en la cancha de baloncesto… No encontraba fallos en mi juego… Realmente podía hacer todo lo que quería… En los tres niveles… Era simplemente otro nivel… Esa fue mi temporada más completa.”, declaró con precisión, evocando esa etapa con los Cleveland Cavaliers como un pico irrepetible.
Aquella campaña, su novena y última en la segunda etapa con los de Ohio, lo vio disputar los 82 partidos regulares sin una sola ausencia, un logro que subraya su resistencia a los 33 años. Promedió 27,5 puntos, 8,6 rebotes y 9,1 asistencias por encuentro, con un 54,2 por ciento en tiros de campo y un 36,7 en triples, cifras que lo posicionaron como un director de orquesta imparable. Defensivamente, sumó 1,4 robos por juego, cubriendo las tres posiciones con una versatilidad que Nash, su entrevistador, elogió como “otro nivel”. James enfatizó la ausencia de fisuras: ofensivamente, generaba en todos los niveles; defensivamente, neutralizaba amenazas sin concesiones.
“Tanto en ataque como en defensa, no encontré ningún defecto en mi juego. Sentía que cada vez que pisaba la cancha, realmente podía hacer todo lo que me proponía“, añadió, destacando cómo esa fluidez lo liberó de limitaciones. Incluyendo playoffs, jugó más de cien encuentros sin rotaciones forzadas, un volumen que en 2025 parece legendario dada su actual gestión de minutos con los Lakers. Esta confesión llega en un momento introspectivo para LeBron James, quien en noviembre de 2025 promedia 16,5 puntos, 4,7 rebotes y 7,6 asistencias en sus apariciones limitadas por ciática.
Un análisis de por qué 2017-18 brilla sobre títulos y MVPs
Elegir 2017-18 como prime no es casual en la carrera de LeBron James, que acumula cuatro anillos, cuatro MVPs de Finales y cuatro regulares. Sus años en Miami (2010-2014), con dos títulos y MVPs en 2012 y 2013 junto a Wade y Bosh, representaron dominio colectivo, pero él prioriza la autopercepción individual. “Si me preguntan cuál fue mi mejor temporada, aquella en la que me sentí más completo como jugador de baloncesto, diría que la temporada 2017-18. En ese entonces sentía que no podía equivocarme en la cancha“, reiteró, valorando la ausencia de dudas sobre trofeos.
En playoffs de ese año, lideró la liga en anotación con 34 puntos por juego, más 9,1 rebotes y 9 asistencias, con un 52,7 por ciento en campo. En las Finales, promedió 34 puntos, 10 asistencias y 8,5 rebotes, un esfuerzo hercúleo contra una dinastía invencible. Aquel equipo de Cleveland, sin un roster estelar, dependía de su esencia: James orquestaba, defendía y anotaba sin fisuras, un contraste con sus MVPs en Heat, donde el “Big Three” diluía su carga.
En perspectiva 2025, esta elección resalta la longevidad de LeBron James. A los 41 años, su eficiencia en clutch (58 por ciento en triples con Lakers en noviembre) evoca ecos de esa era, pero con menos volumen por preservación. La temporada 2016-2017, con el primer título para Cleveland, o 2013 en Miami, brillan por logros, pero 2017-18 encapsula madurez: versatilidad en un rol solitario que lo hizo sentir invencible.





















