
Los Lakers han convertido los instantes finales en un territorio prohibido para sus rivales, con un récord impecable de ocho victorias sin derrotas en situaciones de alta presión durante la temporada NBA 2025-26. Esta fortaleza defensiva, que limita a los oponentes a apenas 36 puntos en 42 posesiones clave, no es suerte: es una estrategia que redefine el cierre de partidos. ¿Cómo un equipo en reconstrucción tras cambios drásticos se ha vuelto impenetrable? La clave reside en una sincronía que promete alterar el equilibrio del Oeste.
La defensa impenetrable que dicta el ritmo en los finales
En una liga donde el ritmo vertiginoso y los tiros lejanos generan imprevisibilidad, los Lakers han optado por una identidad construida sobre precisión defensiva en los momentos críticos. Hasta finales de noviembre, su unidad en los últimos minutos ha registrado un rating defensivo de 81 puntos por cada cien posesiones, el mejor de toda la competición. Esta marca no surge del azar: rotaciones rápidas al aro cortan penetraciones, cambios fluidos en el perímetro neutralizan amenazas exteriores y una presión constante produce errores al rival.
Los rivales lo pagan caro. En esos ocho encuentros ajustados, los oponentes han anotado con un 17,6 por ciento de acierto en triples y un 63,6 en tiros libres, cifras que, ajustadas a promedios normales, elevarían su rating a 104,7 y los situarían en el undécimo puesto. Aun así, el dominio es real: los Lakers han ganado todos, con un net rating de 26,8 en esos minutos, tercero mejor de la liga. Han sido quince triunfos consecutivos cuando lideran tras tres cuartos, un colchón que transforma desventajas mínimas en victorias seguras. Esta fórmula viaja: en noviembre, acumularon un 7-2 de visitantes, segundo mejor del Oeste, demostrando que la disciplina trasciende sedes.
El impacto va más allá de las estadísticas. En una temporada de varianza ofensiva, esta defensa dicta el tempo, apaga rachas rivales y convierte partidos igualados en declaraciones de superioridad. Con un récord general de 17-6, los Lakers escalaron al segundo puesto del Oeste, empatados con Denver. Es una base sólida para playoffs, donde cada posesión se multiplica, y su enfoque colectivo eleva la confianza, convirtiendo la presión en un arma letal.
Las figuras clave que sincronizan el cierre invicto
El éxito en momentos decisivos no depende de un salvador individual, sino de una orquesta afinada donde cada pieza amplifica a las demás. Luka Doncic, incorporado en febrero de 2025 a cambio de Anthony Davis y otros activos, lidera con 32,5 puntos por partido en noviembre, su presencia atrayendo dobles marcajes que abren la cancha. En el triunfo 112-108 ante Filadelfia el 7 de diciembre, sumó triple-doble con 28 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias, facilitando jugadas decisivas.
LeBron James, a sus 41 años, orquesta el flujo con maestría. Ese mismo encuentro vio su mejor actuación del curso: 29 puntos, incluyendo una racha de 10 consecutivos en el último cuarto, con triples y penetraciones que explotaron la obsesión defensiva por Doncic. Un pase de Luka lo liberó para un tiro de dos fácil; otro, tras acción de dos, le dio un triple cómodo. Incluso en su canasta final uno contra uno, la sombra de Doncic mantuvo a Paul George clavado, impidiendo ayudas. James, con siete rebotes y seis asistencias, ascendió al segundo puesto histórico en victorias totales, superando a Robert Parish con 1.015.
Alas como Austin Reaves y Rui Hachimura aportan longitud en líneas de pase, mientras Marcus Smart añade intensidad perimetral. Juntos, han jugado 653 minutos con un net rating negativo solo en contextos amplios, pero en clutch, brillan con un 122 de rating defensivo ajustado. Esta sinergia, forjada tras la llegada de Doncic, ha permitido un 4-0 en la fase de grupos de la Copa NBA.





















