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La nueva arma secreta de los Lakers que deja a todos sorprendidos
¿Quién es este revulsivo que ha encendido las alarmas en la Conferencia Oeste?

A veces surge un talento inesperado que redefine una temporada entera. Imagina un jugador poco conocido que, en medio de lesiones que azotan a los grandes nombres de los Lakers, irrumpe con una actuación que silencia a un estadio rival y obliga a repensar roles enteros en el equipo. Esa noche, en Minneapolis, el momento llegó y podría cambiarlo todo para Los Ángeles. ¿Quién es este revulsivo que ha encendido las alarmas en la Conferencia Oeste? La respuesta late en el corazón de una victoria dramática que nadie vio venir.

El momento que sacudió el Target Center

La cancha del Target Center se llenó de tensión el miércoles por la noche, con los Lakers enfrentando a unos Timberwolves que, pese a sus bajas, prometían una batalla feroz. Los angelinos llegaban con un récord de dos victorias y dos derrotas, navegando por aguas turbulentas sin sus pilares habituales. LeBron James, el eterno capitán, seguía al margen por una irritación en el nervio ciático que lo ha mantenido fuera desde la pretemporada, con un retorno previsto para mediados de noviembre. Luka Doncic, se recuperaba de un esguince en el dedo y una contusión en la pierna izquierda, ausente por al menos una semana más.

Sin ellos, el peso caía sobre hombros menos probados, pero nadie anticipaba que el catalizador sería un joven de 23 años con raíces en Pasadena. Jake LaRavia, el alero de 2.01 metros que firmó un contrato de dos años por 12 millones de dólares en la agencia libre de verano, entró al quinteto inicial por necesidad. Su trayectoria no gritaba protagonismo: seleccionado en la posición 19 del sorteo de 2022 por Minnesota irónicamente, su rival de esa noche y luego traspasado a Memphis y Sacramento, promediaba apenas 6.9 puntos y 3.3 rebotes en 20 minutos por partido la temporada anterior, con un impresionante 42.9% en triples.

Pero en 37 minutos de acción, LaRavia desató una tormenta: 27 puntos con 10 de 11 en tiros de campo, 5 de 6 desde el perímetro, ocho rebotes, dos asistencias, un tapón y un robo. Fue una gran exhibición, castigando cada error defensivo de los locales con triples desde las esquinas que abrían la pista. Los Lakers construyeron una ventaja de 20 puntos al final del tercer cuarto, gracias a un parcial de 8-0 liderado por LaRavia que dejó el marcador en 79-65. Pero Minnesota, impulsada por Julius Randle con 33 puntos, remontó con un 14-2 en los minutos finales, tomando la delantera 115-114 a 10 segundos del cierre. Ahí, Austin Reaves quien sumó 28 puntos y 16 asistencias, recibió el pase de LaRavia y flotó un tiro de 3.6 metros en los últimos segundos para sellar el 116-115.

Implicaciones para la rotación y el futuro de los Lakers

Fue la segunda victoria de los Lakers en tres días sin sus estrellas, elevando su récord a 3-2 y enviando un mensaje claro: la profundidad no es solo una palabra en Los Ángeles. Lo que elevó esta actuación a leyenda fue el contexto. Desde el banquillo, Anthony Edwards, la estrella de 23 años de Minnesota ausente por una distensión en el tendón de la corva que lo apartará dos semanas, se unió a los cánticos de la afición local: “¿Quién es el número 12?”. Su respuesta, captada en un video viral, fue un grito de desconcierto: “¡Eso es lo que digo yo! ¡No lo sé!”. Horas después, LaRavia, con humor, compartió el clip en sus redes. Ese intercambio, lejos de intimidarlo, pareció motivarlo.

Esta irrupción de LaRavia no es un destello aislado; es un síntoma de la resiliencia que el entrenador JJ Redick está forjando en un equipo en transición. Redick, en su segundo año al mando tras colgar las botas como jugador, ha apostado por un sistema de movimiento constante y tiro exterior, donde LaRavia encaja perfectamente. Su capacidad para leer defensas, cortar al aro y defender múltiples posiciones lo posiciona como un comodín ideal.

Con Marcus Smart (cuádriceps) y Gabe Vincent (tobillo) también lesionados, su rol en el quinteto inicial podría extenderse, especialmente en el próximo duelo ante Memphis el viernes, donde Doncic es cuestionable y James, descartado. Reaves, por su parte, ha sido el faro en esta tormenta. Tras sus 51 puntos ante Sacramento y 41 frente a Portland, su línea de 28-16 contra Minnesota lo convierte en el séptimo jugador en la historia de los Lakers, y el segundo en la franquicia, en registrar 25 puntos y cinco asistencias en sus primeros cinco juegos de temporada.

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