La gloria de los Oklahoma City Thunder: 8 Jugadores secundarios que cambiaron todo
Los Oklahoma City Thunder han construido su éxito reciente sobre una base de jugadores que, en algún momento, fueron pasados por alto

En la temporada pasada, los Oklahoma City Thunder se consolidaron como uno de los equipos más completos de la NBA, desafiando expectativas con un roster lleno de talento inesperado. Gran parte de su éxito se debe a ocho jugadores secundarios, seleccionados en rondas bajas del Draft o incluso no drafteados, que demostraron que el potencial no siempre se mide por el número de selección. Su impacto transformó a los Thunder en contendientes serios.

El arte de encontrar diamantes en bruto

Los Oklahoma City Thunder han construido su éxito reciente sobre una base de jugadores que, en algún momento, fueron pasados por alto. De los 15 jugadores que disputaron los playoffs en la temporada anterior, ocho llegaron al equipo con trayectorias poco convencionales: Aaron Wiggins (pick 55), Ajay Mitchell (pick 38), Isaiah Joe (pick 49), Isaiah Hartenstein (pick 43), Jaylin Williams (pick 34), Kenrich Williams (no drafteado), Luguentz Dort (no drafteado) y Alex Caruso (no drafteado). Estos nombres, lejos de ser estrellas de primera ronda, han sido fundamentales para el resurgimiento de la franquicia, demostrando que la visión de la gerencia, liderada por Sam Presti, es clave para identificar talento subestimado.

Cada uno de estos jugadores aportó algo único. Aaron Wiggins, por ejemplo, se destacó por su versatilidad defensiva y su capacidad para anotar en momentos clave. Isaiah Joe se convirtió en un francotirador confiable desde el perímetro, mientras que Isaiah Hartenstein aportó solidez en la pintura. Luguentz Dort, conocido por su intensidad defensiva, se ha consolidado como un pilar del equipo, y Alex Caruso, con su inteligencia en la cancha, ha elevado el nivel competitivo con su intensidad. Jaylin Williams, Ajay Mitchell y Kenrich Williams complementaron el roster con energía, sacrificio y jugadas oportunas, demostrando que el impacto trasciende las estadísticas.

La capacidad de los Thunder para convertir estas “segundas oportunidades” en piezas fundamentales refleja una filosofía de construcción de equipo que prioriza el desarrollo y la química colectiva. En una liga dominada por superestrellas, Oklahoma City ha demostrado que el éxito también puede construirse desde las bases, con jugadores que aprovechan al máximo sus oportunidades.

Un modelo de éxito sostenible en la NBA

El enfoque de los Oklahoma City Thunder no solo es inspirador, sino también un modelo para otras franquicias. En un mercado pequeño, donde atraer agentes libres de renombre es un desafío, los Thunder han apostado por el Draft y el desarrollo interno. Jugadores como Dort y Caruso, quienes no fueron seleccionados en el Draft, son ejemplos perfectos de cómo el trabajo duro y un sistema bien estructurado pueden transformar carreras.

Dort, por ejemplo, pasó de ser un desconocido a convertirse en uno de los mejores defensores perimetrales de la liga, mientras que Caruso, tras años de lucha, se ha ganado el respeto como un jugador completo y líder silencioso. Este grupo de jugadores secundarios también ha sido clave para complementar a las estrellas emergentes del equipo, como Shai Gilgeous-Alexander y Chet Holmgren. Mientras las figuras principales atraen la atención, los secundarios ejecutan roles específicos con precisión, desde defender a los mejores rivales hasta aportar puntos desde la banca.

Esta dinámica permitió a los Thunder terminar la temporada regular con un récord impresionante y avanzar en los playoffs, consolidándose como un equipo a temer en la Conferencia Oeste. El éxito de estos ocho jugadores no es casualidad. Es el resultado de una cultura organizacional que valora el esfuerzo, la resiliencia y la adaptabilidad. Los Oklahoma City Thunder han demostrado que, en la NBA moderna, no siempre se necesitan selecciones altas para construir un contendiente.

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