
La NBA despide a una de sus estrellas más electrizantes. John Wall, el base que deslumbró con su velocidad y visión de juego, anunció su retiro tras 11 temporadas. En un emotivo video, el exjugador de los Wizards agradeció a sus fans, familia y compañeros, dejando un legado imborrable. ¿Qué marcó la carrera de este talento único en la NBA? Su historia merece ser contada.
Un meteoro en la cancha: El ascenso de John Wall en la NBA
John Wall irrumpió en la NBA como un relámpago. Nacido en Raleigh, Carolina del Norte, su talento ya brillaba en el instituto, donde fue invitado al Reebok All-American Camp como sophomore. En la Universidad de Kentucky, bajo la tutela de John Calipari, promedió 16.6 puntos, 6.5 asistencias y 4.3 rebotes en su única temporada, ganándose el título de Jugador del Año de la SEC. En 2010, los Washington Wizards lo seleccionaron como la primera elección global del Draft, un momento que marcó el inicio de una carrera fulgurante en la NBA.
Desde su debut, Wall demostró ser un base fuera de serie. En su primera temporada, promedió 16.4 puntos y 8.3 asistencias, terminando segundo en la votación al Novato del Año y siendo nombrado al Primer Equipo de Novatos de la NBA. Su velocidad, registrada en 3.14 segundos en el sprint de tres cuartos de cancha en el Combine de 2010, y su agilidad, con 10.84 segundos en el drill de agilidad, lo convirtieron en uno de los jugadores más rápidos de la liga. Con 1.93 metros y una envergadura de 2.06 metros, Wall combinaba atletismo con una visión de juego excepcional, liderando a los Wizards a cuatro apariciones en playoffs, incluida una semifinal de la Conferencia Este en 2017.
Entre 2014 y 2018, Wall fue seleccionado cinco veces consecutivas al Juego de las Estrellas, ganó el Concurso de Clavadas de 2014 y fue nombrado al Tercer Equipo All-NBA en 2017, año en el que también recibió votos para el MVP. Su capacidad para promediar 18.7 puntos, 8.9 asistencias y 1.7 robos por partido en 647 juegos lo consolidó como un líder en asistencias y robos en la historia de los Wizards. Su sociedad con Bradley Beal formó uno de los backcourts más temidos de la NBA.
Lesiones y resiliencia: El ocaso de una estrella de la NBA
El brillo de Wall en la NBA se vio opacado por las lesiones. En 2016, enfrentó cirugías en ambas rodillas, pero su verdadero calvario comenzó en 2018 con una lesión en el talón que requirió cirugía. En 2019, un resbalón en su casa resultó en una rotura del tendón de Aquiles, una de las lesiones más devastadoras para un atleta. Este percance lo alejó de las canchas durante dos años, limitando su carrera a solo 74 partidos más con los Houston Rockets y los LA Clippers. A pesar de promediar 20.6 puntos por partido con los Rockets en 2020-21, Wall nunca recuperó la explosividad que lo definió. Su última aparición en la NBA fue el 13 de enero de 2023, con los Clippers, donde una distensión abdominal marcó el fin de su etapa como jugador.
Aun en medio de las adversidades, Wall mostró resiliencia fuera de la cancha. En 2019, tras la muerte de su madre por cáncer de mama, enfrentó una profunda crisis emocional que lo llevó a contemplar el suicidio. Gracias al apoyo de sus hijos y la terapia, superó esos momentos oscuros, demostrando que su legado trasciende el baloncesto. En sus propias palabras: “Di todo lo que tenía a este deporte. No tengo remordimientos”. Wall, quien se retira a los 34 años, no se aleja del baloncesto. Su reciente incursión en la narración de partidos de la G League y su interés en roles como comentarista o gerente general sugieren que seguirá ligado a la NBA.
Además, su inversión como copropietario del South East Melbourne Phoenix en Australia refleja su visión de futuro. En un video en Instagram, Wall expresó: “Me retiro, pero nunca estoy acabado. El baloncesto siempre estará en mi vida”. El adiós de John Wall marca el fin de una era para la NBA. Su velocidad, carisma y entrega lo convirtieron en un ícono de los Wizards y en una inspiración para una generación de bases. Mientras emprende su próximo capítulo, los aficionados recordarán sus clavadas, asistencias imposibles y la pasión que llevó a cada cancha.