
Ja Morant, el base que ha sido el latido de los Memphis Grizzlies durante años, ahora genera más sombras que luces en el vestuario. Tras una derrota que expuso grietas profundas, sus palabras afiladas contra el cuerpo técnico han desatado un torbellino de especulaciones. ¿Es esta la declaración de una fractura irreparable en un equipo que depende de su talento para sobrevivir? Detrás de la suspensión y los ecos de frustración, se dibuja un futuro incierto que podría reescribir el destino de Memphis.
La noche que encendió la mecha en el FedExForum
El viernes 31 de octubre de 2025, el FedExForum se convirtió en testigo de una batalla que los Memphis Grizzlies no pudieron ganar, cayendo por 117-112 ante Los Angeles Lakers en el debut de ambos en la Copa NBA. Lo que empezó como una exhibición de control, con una ventaja de 14 puntos al descanso gracias a un parcial de 27-4 en los minutos finales del segundo cuarto, se desmoronó en la segunda mitad. Los angelinos, impulsados por los 44 puntos y 12 rebotes de Luka Doncic en su regreso tras una lesión en el dedo y la pierna, remontaron con una ráfaga que dejó a Memphis sin respuesta.
Para los Grizzlies, ese revés elevó su balance a 3-3 en la temporada, un inicio irregular que incluye victorias ante equipos como Phoenix, Indiana y Nueva Orleans, pero derrotas ante rivales de peso como los Lakers. En el centro de la tormenta estuvo Ja Morant, quien firmó su peor actuación del año: solo ocho puntos con tres de 14 en tiros de campo, incluyendo cero de seis en triples y siete asistencias en 31 minutos. Visiblemente desconectado en la segunda mitad, donde registró un net rating de -13 tras un +9 en la primera, Morant no intentó un solo tiro en los últimos cinco minutos del partido.
Su lenguaje corporal, con gestos de apatía y ausencias en jugadas clave, no pasó desapercibido. Blake Griffin, analista de Prime Video y exjugador de la NBA, lo resumió sin filtros: “Para alguien que cobra 40 millones y debe liderar, eso es una mala señal”. Esas palabras, emitidas en vivo, amplificaron el malestar que ya se reflejaba en el vestuario. Postpartido, la frustración de Morant estalló en la zona de entrevistas. Ante preguntas sobre qué falló en su rendimiento, respondió con un seco “Pregúntaselo al cuerpo técnico”. Insistido sobre posibles ajustes del equipo, añadió: “Según ellos, probablemente no debería haber jugado”. Estas declaraciones, captadas en un clip que se viralizó en redes, apuntaban directamente a Tuomas Iisalo.
Raíces de un conflicto que amenaza el proyecto Grizzlies
Fuentes cercanas revelan que Iisalo cuestionó el liderazgo y el esfuerzo de Morant, recibiendo una réplica en un tono que el equipo calificó de inapropiado y despectivo. La respuesta de Memphis fue inmediata y contundente. El sábado 1 de noviembre, los Grizzlies anunciaron una suspensión de un partido para Morant por “conducta perjudicial para el equipo”, una medida rara emitida por la franquicia en lugar de la liga. Perderá aproximadamente 272.000 dólares de su salario de 39,4 millones para esta campaña, el tercero de un contrato de cinco años y 197,2 millones firmado en 2023, con dos temporadas más garantizadas por 42,2 y 44,9 millones.
La sanción se cumplirá el domingo en Toronto ante los Raptors, un rival con 2-4 que ofrece un respiro, permitiendo su posible regreso el lunes en casa contra Detroit. Jugadores como Cedric Coward, Cam Spencer y Vince Williams Jr. asumirán minutos extras en su ausencia. Este episodio no surge de la nada; es el eco de una historia marcada por tensiones y reconstrucciones. Los Grizzlies, que despidieron a Taylor Jenkins al final de la 2024-25 por presunta pérdida de control del vestuario, entraron en 2025-26 con un roster renovado.
El traspaso de Desmond Bane a Orlando en pretemporada, a cambio de picks y jugadores como Kentavious Caldwell-Pope, buscaba recentrar el ataque en Morant y Jaren Jackson Jr., pero ha expuesto vulnerabilidades. Iisalo, de 44 años y con experiencia en ligas europeas como el Virtus Bologna, representa un giro hacia un baloncesto más fluido y defensivo. Analistas ven en este pulso un patrón: Morant, con su estilo explosivo y carisma callejero, choca con estructuras que exigen madurez colectiva.





















