
El pasado 12 de septiembre, Malcolm Brogdon llegó a un acuerdo por un año con los New York Knicks con grandes expectativas, tras una buena trayectoria en equipos como los Milwaukee Bucks y los Boston Celtics. Su habilidad para jugar como escolta o base, su versatilidad y su defensa sólida, hicieron que muchos lo consideraran como un jugador clave en cualquier equipo. Sin embargo, lo que parecía ser el comienzo de una nueva etapa prometedora para Brogdon, terminó de forma inesperada cuando decidió colgar las zapatillas y retirarse a los 32 años de edad, debido a una serie de lesiones que mermaron su rendimiento en los últimos años.
El ascenso fulgurante y el Novato del Año
Malcolm Brogdon fue una de las revelaciones más interesantes de la temporada 2016-2017. Luego de ser seleccionado en la segunda ronda del Draft de 2016 por los Milwaukee Bucks, el escolta de 2,01 metros sorprendió a todos al ganar el codiciado premio Novato del Año en 2017. Durante esa temporada, Brogdon demostró que no necesitaba ser una estrella de alto perfil para impactar en la cancha. Sus números fueron una combinación de eficiencia y habilidad defensiva que lo colocaron rápidamente como un líder en el backcourt de los Bucks.
En esa temporada, Brogdon promedió 10,2 puntos, 4,2 asistencias y 2,8 rebotes por partido, con un impresionante 48,5% de acierto en tiros de campo. Su capacidad para tomar decisiones inteligentes y aportar en todas las facetas del juego fue lo que le permitió ganar el premio a pesar de que muchos esperaban que otros novatos, como Ben Simmons o Joel Embiid, fueran los favoritos para llevarse el galardón.
En esa temporada, Brogdon no solo brilló como anotador, sino que también se destacó en su capacidad para defender y gestionar el balón, lo cual le permitió rápidamente adaptarse al nivel de la NBA.
La debacle en su juego, lesiones y problemas físicos
El panorama para Brogdon parecía prometedor. Sin embargo, a lo largo de los años, las lesiones empezaron a afectar su rendimiento y a truncar lo que podría haber sido una carrera aún más prolífica. Su paso por los Milwaukee Bucks tuvo varios altibajos, principalmente por problemas en su rodilla, que lo llevaron a perder varias temporadas y a no poder mantenerse a su nivel más alto de manera constante.
En 2019, Brogdon fue traspasado a los Indiana Pacers, y aunque seguía mostrando destellos de su talento, las lesiones continuaron siendo un obstáculo importante. Durante su tiempo en Indiana, Brogdon siguió mostrando su capacidad para ser un jugador de impacto, promediando 21,2 puntos y 5,9 asistencias en la temporada 2020-2021, pero las lesiones continuaron limitando su potencial. A pesar de su habilidad para contribuir en la ofensiva y la defensa, la sombra de las lesiones lo acompañó durante gran parte de su carrera.
Luego, pasó por Boston Celtics, donde en la temporada 2022-23 se llevó el premio al mejor Sexto Hombre del Año de la NBA, pero en esa etapa tampoco logró recuperar su mejor nivel, debido a los problemas físicos que persistieron a lo largo de la temporada. En sus últimos años, Brogdon estuvo en la cuerda floja, luchando para mantenerse saludable y encontrar una consistencia que lo hiciera destacar nuevamente.
Retiro prematuro antes de jugar en los Knicks, lo que pudo haber sido
En última instancia, Brogdon deja la NBA un mes después de firmar con los Knicks, que no cumplirá, pero se recordará como un jugador que, aunque talentoso y capaz de hacer grandes cosas, nunca pudo superar las barreras físicas que le impidieron ser la superestrella que muchos anticipaban. Su legado será recordado no por lo que no alcanzó, sino por lo que demostró que era posible hacer cuando la consistencia y la inteligencia de baloncesto se combinan, a pesar de las adversidades.