
En una reveladora entrevista con Jim Owczarski del Milwaukee Journal-Sentinel, Damian Lillard abrió su corazón sobre su etapa con los Milwaukee Bucks, una experiencia que describió como “única, intensa y, a veces, incomprendida”. Tras dos temporadas junto a Giannis Antetokounmpo, una inesperada lesión y su reciente regreso a los Portland Trail Blazers, el nueve veces All-Star reflexiona sobre los altibajos, los logros individuales y las lecciones aprendidas en Wisconsin.
El lujo de jugar con Giannis Antetokounmpo
Damian Lillard llegó a Milwaukee en septiembre de 2023 en un traspaso que revolucionó la liga. Desde su debut, donde anotó 39 puntos, récord de franquicia para un primer partido, su conexión con Giannis Antetokounmpo prometía llevar a los Bucks a lo más alto. “Jugar con Giannis fue un privilegio”, confesó Lillard. “Saber que tienes a un jugador de su calibre a tu lado, capaz de liderar en cualquier noche, es algo que no todos experimentan”. En dos temporadas, el dúo logró un récord de 73-43 en temporada regular cuando ambos estuvieron en cancha.
Lillard promedió 24.6 puntos y siete asistencias por partido, consolidándose como uno de los mejores tiradores de larga distancia en la historia con más de 2.500 triples anotados. En 2024, su talento brilló al ganar el MVP del All-Star Game y el Concurso de Triples. Sin embargo, las expectativas de un título se desvanecieron con derrotas consecutivas en la primera ronda de los playoffs de 2024 y 2025 ante los Indiana Pacers.
A pesar de los números, Lillard enfrentó críticas que cuestionaban su nivel en comparación con sus años dorados en Portland. “Es injusto decir que mi rendimiento bajó”, afirmó. “Compartir la cancha con Giannis cambió mi rol, pero mis números demuestran que seguí siendo efectivo”. En la temporada 2023-2024, registró 24.3 puntos y un 35.4% en triples, mejorando en 2024-2025 con 24.9 puntos y un 37.6% desde el perímetro, hasta que una lesión lo detuvo.
La lesión que cambió todo y el regreso a Portland
El punto de inflexión llegó en abril de 2025, durante el Juego 4 contra Indiana, cuando Damian Lillard sufrió una devastadora rotura del tendón de Aquiles. La lesión marcó el fin de su temporada y, eventualmente, de su etapa en Milwaukee. “Di todo lo que tenía, nunca me escondí”, aseguró. “Las lesiones nos afectaron como equipo, pero mi compromiso siempre estuvo ahí”. En julio de 2025, los Bucks tomaron la sorpresiva decisión de cortar a Lillard, liberando los $103 millones restantes de su contrato. Apenas dos semanas después, el 19 de julio, firmó un nuevo acuerdo con los Portland Trail Blazers por tres años y $42 millones, marcando su emotivo regreso a la ciudad donde se convirtió en leyenda.
En su presentación, sosteniendo la camiseta roja con su icónico número cero, Lillard expresó: “Nunca me sentí cómodo estando lejos de casa. Volver a Portland es como cerrar un círculo”. La salida de Milwaukee no estuvo exenta de emociones encontradas. Días antes de ser cortado, Lillard compartió una cena con el gerente general Jon Horst y el asistente Milt Newton, quienes le aseguraron su apoyo durante su rehabilitación. Sin embargo, la notificación de su despido llegó de forma inesperada a través de una publicación en redes sociales. “Fue un golpe duro”, admitió.
“Entiendo que el negocio es así, pero no esperaba que me tocara a mí. Milwaukee me trató increíble, pero esto me mostró el lado frío de la NBA”. A pesar de los desafíos, Damian Lillard mantiene una perspectiva positiva. Su tiempo en Milwaukee, aunque breve, le permitió compartir cancha con un talento generacional como Antetokounmpo y demostrar su resiliencia. “Si alguien piensa que estos años fueron un bajón, entonces están hablando de un jugador de élite”, reflexionó. Ahora, de vuelta en Portland, Lillard se prepara para su rehabilitación y un nuevo capítulo, listo para seguir dejando su huella en la NBA.