
La NBA está en constante evolución, y en cada generación surgen figuras que obligan a reinventar los esquemas tradicionales. La llegada de Cooper Flagg como pick alto del Draft NBA 2025 no solo ha generado enormes expectativas, sino que también está alimentando una de las apuestas tácticas más atrevidas del baloncesto moderno: Jason Kidd planea utilizar a Flagg como base titular de su equipo.
Con una estatura de 2.06 metros (6’9″), una envergadura impresionante y una versatilidad que le permite jugar desde el alero hasta el ala-pívot, Flagg ha sido comparado con jugadores como Luka Doncic, Scottie Pippen y Kevin Garnett, por su combinación de visión de juego, IQ defensivo y capacidad atlética.
Durante su único año en la NCAA, Flagg promedió 19.8 puntos, 8.2 rebotes, 4.1 asistencias, 2.3 robos y 1.7 tapones por encuentro. Su lectura de juego y liderazgo lo hicieron destacar como un “jugador total”.
El plan de Jason Kidd: un “point-forward” revolucionario
La sorpresa llegó durante los primeros entrenamientos del equipo de Dallas Mavericks, cuando Jason Kidd anunció su intención de utilizar a Flagg como armador principal, desplazando al base nominal a un rol secundario o incluso a la segunda unidad.
La idea de un jugador alto dirigiendo la ofensiva no es nueva en la NBA. Lo hemos visto con figuras como Magic Johnson, LeBron James o Luka Doncic. Sin embargo, lo que diferencia a Flagg es su enfoque más defensivo y su agresividad sin balón, lo que podría redefinir el concepto de “point forward” en la liga moderna.
¿Puede funcionar?
Desde una perspectiva táctica, Flagg tiene las herramientas para ejercer como base:
- Gran manejo de balón para su tamaño
- Capacidad para romper líneas con pases interiores
- Lectura avanzada del pick and roll
- Instintos defensivos que le permiten iniciar contragolpes desde robos o rebotes
La clave estará en cómo se adapta al ritmo NBA y si su cuerpo resiste el desgaste de dirigir el juego a tiempo completo. También será crucial cómo encajan sus compañeros en un sistema donde la creación no depende de un base tradicional.
Riesgos del experimento
Convertir a Flagg en el base principal implica riesgos reales:
- Exposición al balón: Más minutos con el balón implican más pérdidas, especialmente para un novato.
- Carga mental: Dirigir una ofensiva NBA desde el primer año puede ser abrumador.
- Ajuste defensivo rival: Los equipos podrían presionar alto y cambiar marcas para incomodarlo.
¿Una tendencia que marcará el futuro?
La NBA tiende a imitar modelos exitosos. Si Flagg funciona como generador principal desde la posición de ala grande, podríamos ver una ola de prospectos entrenando para ser “bases en cuerpo de ala-pívot”, algo que transformaría los esquemas de formación y scouting en todo el mundo.
Jugadores como Victor Wembanyama, Franz Wagner o incluso Scottie Barnes ya están demostrando que el futuro del baloncesto está en la versatilidad total.