Los Atlanta Hawks navegan una temporada de contrastes con un récord de 15 victorias y 12, pero una noticia sacude sus aspiraciones: Kristaps Porzingis, el pívot letón de 30 años adquirido en un traspaso multimillonario desde Boston, estará fuera al menos dos semanas más por una enfermedad recurrente. ¿Podrán los Hawks mantener su competitividad sin su protector del aro, o esta ausencia profundizará la crisis de lesiones que ya merma al equipo?
El impacto inmediato de la baja de Porzingis en los Atlanta Hawks
Kristaps Porzingis llegó a los Atlanta Hawks en junio de 2025 mediante un intercambio a tres bandas con Boston Celtics y Brooklyn Nets, donde el letón fue pieza clave junto a una selección de segunda ronda, mientras Atlanta cedió activos menores. La operación buscaba reforzar la pintura con un jugador versátil: capaz de anotar desde el perímetro, bloquear tiros y espaciar la cancha para compañeros como Trae Young o Jalen Johnson. En sus 13 partidos disputados esta campaña, 12 como titular, promedia 19,2 puntos, 5,6 rebotes y 1,6 tapones, con un impacto notable en el diferencial del equipo: positivo cuando él está en pista.
Sin embargo, la enfermedad lo ha limitado drásticamente. Ha faltado a siete de los últimos ocho encuentros, incluyendo el del domingo 14 de diciembre contra Philadelphia 76ers. Su última aparición fue el 5 de diciembre ante Denver Nuggets, donde anotó 25 puntos en 20 minutos pese a la derrota. El equipo anunció que continuará con actividades limitadas y evaluaciones adicionales durante al menos dos semanas, priorizando su salud a largo plazo. Esta cautelosa gestión responde a un historial delicado: la temporada pasada, con Boston, un problema respiratorio lo mermó en playoffs, promedió solo 7,7 puntos, diagnosticado posteriormente como síndrome de taquicardia ortostática postural, un trastorno del sistema nervioso autónomo que acelera el ritmo cardíaco y provoca mareos al ponerse de pie.
Aunque Porzingis insistió en diciembre que su dolencia actual no está relacionada con aquel diagnóstico, la recurrencia genera dudas. Los Hawks, con un balance reciente irregular cuatro derrotas en cinco partidos antes del triunfo ajustado 120-117 sobre Philadelphia, sienten el vacío: Onyeka Okongwu asume el rol titular, aportando solidez con promedios cercanos a 16 puntos y 7 rebotes, pero sin el estiramiento ofensivo ni la intimidación élite del letón. Mouhamed Gueye gana minutos de rotación, pero el equipo pierde profundidad en la pintura, exponiéndose más en transiciones y rebotes defensivos.
La incertidumbre a largo plazo para Porzingis y los Hawks
El caso de Porzingis encarna la fragilidad de los grandes en la liga actual. Con promedios vitalicios de 19,6 puntos y 7,7 rebotes en más de 500 partidos pasando por Knicks, Mavericks, Celtics y ahora Hawks, su talento es indiscutible: tiro exterior fluido, bloqueos oportunos y presencia disuasoria. No obstante, la enfermedad plantea interrogantes sobre su disponibilidad futura. El trastorno previo, manejable con dieta alta en sodio, ejercicio y ajustes posturales, afectó a millones en Estados Unidos sin cura definitiva, pero controlable. Aquí, aunque negado como recurrente, obliga a reevaluaciones constantes.
Su contrato expira al final de esta temporada, con salario de 30,7 millones, lo que añade presión: una recuperación incompleta podría impactar extensiones o incluso rumores de traspaso. Para los Atlanta Hawks, esta baja resalta la necesidad de profundidad. Con un diferencial positivo en minutos de Porzingis, su retorno posiblemente a fines de diciembre, podría estabilizar al equipo en una conferencia abierta. Quin Snyder ajusta rotaciones, apostando por jóvenes como Zaccharie Risacher o Dyson Daniels, pero la ausencia prolongada arriesga derribar la buena temporada que vienen haciendo.
En una temporada donde aspiran a sorprender en el Este, la salud de su estrella se convierte en el factor decisivo: ¿Regresará Porzingis al 100% para impulsar una racha, o esta incertidumbre prolongada diluirá sus ambiciones? El tiempo dirá si Atlanta supera este bache o ve comprometido su potencial.
Freddy Díaz, nacido en Caracas, Venezuela, es un apasionado del deporte con 5 años de experiencia en creación de contenido, redacción de noticias, editoriales y pronósticos deportivos. Especializado en baloncesto, disciplina que practica desde los 8 años, vive y siente el deporte como parte esencial de su vida. Su conocimiento práctico y analítico lo convierten en una voz autorizada, combinando experiencia en la cancha con una sólida trayectoria en el mundo del periodismo y análisis deportivo.
