
El rugido inicial de los Spurs en la temporada 2025-26 se transforma en un silencio preocupante: después de la baja de Victor Wembanyama, ahora Stephon Castle se une a la enfermería por una lesión en la cadera. Con un arranque que ilusionaba a todos, esta doble ausencia pone en jaque el proyecto texano. ¿Resistirá el equipo en el Oeste más competido? ¿O estas ausencias marcarán un punto de inflexión? Descubre cómo San Antonio navega esta crisis y qué significa para su futuro.
El doble golpe que frena el despegue de los Spurs
La euforia en San Antonio duró poco. Los Spurs arrancaron la campaña con un impecable 5-0, extendiendo a ocho triunfos en sus primeros diez partidos, un ritmo que evocaba los mejores tiempos de la franquicia. Sin embargo, una avalancha de lesiones ha empañado ese brillo. Primero fue Victor Wembanyama, el gigante francés de 2,26 metros y candidato a Jugador Más Valioso y Defensor del Año, quien se resintió de una distensión en el gemelo izquierdo tras un duelo contra los Golden State Warriors. Una resonancia magnética confirmó que estará fuera entre dos y tres semanas, dejando un vacío inmenso en la pintura.
Apenas un día después, el martes 18 de noviembre, llegó el segundo golpe: Stephon Castle, el escolta de 21 años en su segunda temporada, fue diagnosticado con una distensión en el flexor de la cadera izquierda. El joven, que ya se había perdido el partido televisado nacionalmente contra los Memphis Grizzlies por molestias en la cadera, quedará inactivo al menos una o dos semanas, con reevaluación pendiente. Castle, quien brilló como Novato del Año en su debut, ha elevado su juego este año: promedia 17,3 puntos, 7,5 asistencias y 5,8 rebotes por encuentro, consolidándose como el principal creador de juego perimetral y un defensor versátil que ancla las transiciones rápidas.
Esta lesión se suma a otras ausencias crónicas. Dylan Harper, la segunda elección del draft, sigue al margen por un problema persistente en el isquiotibial, mientras que Jordan McLaughlin, reserva en la posición de base, arrastra molestias que limitan su rol. El núcleo joven de los Spurs, pilar de la reconstrucción bajo el mando de Mitch Johnson, enfrenta su primera prueba real. Wembanyama y Castle, que juntos lograron triples-dobles en una derrota reciente ante los Warriors, representan el 40% de la producción ofensiva del equipo. Sin ellos, la eficiencia defensiva cae un 12% según métricas avanzadas de la liga.
Desafíos y oportunidades: ¿Cómo los Spurs sortean la tormenta?
La ausencia de Castle crea un hueco palpable en el backcourt. El jugador de 1,98 metros ha sido el conector ideal para Johnson: lidera en asistencias, defiende a los mejores exteriores rivales y acelera el contraataque, contribuyendo al 28% de las posesiones en transición de San Antonio. Sin su presencia, De’Aaron Fox asumirá un rol aún mayor en la creación de jugadas y anotación, probablemente superando los 30 minutos por noche. Devin Vassell, con su tiro exterior fiable, y Luke Kornet, en el ala, verán incrementos en sus intentos de tiro, mientras que Julian Champagnie podría saltar al quinteto inicial para cubrir el perímetro.
La profundidad del banquillo será clave. Jugadores como Lindy Waters III y el novato Carter Bryant ganarán minutos extras para absorber cargas en las alas y el backcourt, inyectando frescura a una rotación diezmada. Vassell, que promedia 22 puntos en los últimos cinco juegos, emerge como el faro ofensivo, pero la defensa colectiva deberá multiplicarse para compensar. Los Spurs, con un diferencial de +6,7 puntos por encuentro hasta ahora, han demostrado versatilidad en victorias sin sus estrellas. Wembanyama, que se mostró animado en entrenamientos con una venda protectora, y Castle, reevaluado pronto, seguramente regresarán fortalecidos.
En el vasto desierto del Oeste, donde rivales como Thunder y Nuggets acechan, los Spurs deben probar que su identidad va más allá de dos talentos individuales. Esta crisis, aunque dolorosa, podría forjar el carácter de un equipo destinado a playoffs.





















