
La NBA es para la mayoría de los jugadores de baloncesto, el destino soñado, la cima de la montaña. Sin embargo, a lo largo de la historia, han existido talentos generacionales que, por decisión propia, por el contexto de su época o por amor a sus clubes en la ACB, construyeron carreras legendarias sin nunca pisar una cancha de la mencionada liga en Estados Unidos.
Por su parte, la Liga ACB fue testigo y hogar de muchas de estas estrellas, jugadores que dominaron a su antojo y que dejaron una huella imborrable en la memoria de los aficionados.
Estos son algunos de los nombres más grandes que brillaron intensamente en la ACB y en Europa, pero que el universo NBA nunca pudo disfrutar en un partido oficial.
Clifford Luyk
Probablemente, el jugador más importante en la historia del Real Madrid. Durante 16 temporadas (1962-1978), este pívot estadounidense nacionalizado español lo ganó absolutamente todo: 6 Copas de Europa, 14 Ligas y 10 Copas. Fue la figura que consolidó la hegemonía del Madrid en Europa y fue clave en el crecimiento del baloncesto español.
Descubierto por Pedro Ferrándiz en un partido de pretemporada de los Knicks, llegó a Madrid para un año y se quedó para toda la vida. Nunca debutó oficialmente en la NBA, pero se convirtió en una leyenda de la ACB.
Juan Antonio San Epifanio, ‘Epi'
Conocido simplemente como Epi, fue un alero con un instinto anotador fuera de lo común y un ícono del FC Barcelona. Protagonista de duelos imborrables contra el Real Madrid en la ACB, fue nombrado Mister Europa en 1984 y fue uno de los héroes de la medalla de plata de España en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84.
Sobre la NBA, él mismo explicó el contexto de la época: “Tuve la oportunidad (…). Pero la vida de ahora no es la de entonces. Aquellos viajes en avión, irte a vivir tan lejos…”.
Sergio Llull
El base de Mahón es un emblema del madridismo y uno de los pocos MVP de la Euroliga (2017) que ha rechazado dar el salto. Su caso es uno de los más conocidos. En 2015, con una oferta de casi 20 millones de dólares por tres años de los Houston Rockets sobre la mesa, Llull pronunció una frase que define su carrera: “Mi sueño no era jugar en la NBA, sino en el Real Madrid”.
Un talento explosivo y un competidor nato, sus canastas imposibles sobre la bocina son patrimonio de la ACB.
Oscar Schmidt
Para muchos, el mejor tirador en la historia del baloncesto FIBA. Apodado ‘Mano Santa’, este alero brasileño fue una máquina de anotar que extendió su carrera hasta los 45 años, acumulando la asombrosa cifra de 49.737 puntos. Dejó su huella en la ACB durante dos años en Valladolid, donde fue el máximo anotador de la temporada 93-94 con 33.2 puntos de media.
Fue drafteado por los Nets en 1984, pero rechazó un contrato garantizado para poder seguir jugando con su selección, algo que las reglas de la época no permitían a los profesionales de la NBA. Él mismo sentenció: “En la NBA hubiese sido uno de los diez mejores de todos los tiempos”.
Dejan Bodiroga
El ‘Magic Blanco’, un alero de 2.04 metros con la visión y el manejo de un base. A principios del siglo XXI, fue el jugador más dominante y decisivo de Europa, ganando tres Euroligas, dos Mundiales y tres Eurobasket. Triunfó en el Real Madrid y en el Barça, al que guio a su primera Euroliga en 2003.
Su juego, de cadencia lenta pero imparable por sus fundamentos, marcó una era. ¿Por qué nunca cruzó el charco? Él lo tenía claro: “Tuve ofertas muy serias, pero preferí quedarme en Europa y jugar como a mí me gusta, con responsabilidad, protagonismo y para ganar títulos”. Su talento enriqueció a la ACB y a todo el continente.